Terapia de biodanza para el desarrollo personal

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Biodanza
Biodanza

Fue creada en la década de los años 60 del pasado siglo por el psicólogo y antropólogo chileno Rolando Toro. No estamos hablando de una técnica o metodología terapéutica de inspiración estrictamente científica, sino más bien de una formulación humanista de corte filosófico que trata de mejorar el bienestar y la vida de las personas desde una óptica global, más allá de la psicología, la psiquiatría, la medicina, la fisioterapia o cualquier otra disciplina empírica.

Se describe como un sistema de formulación humanista, divertido y transformador

Se define como un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida. Parece claro que sus propósitos apuntan más lejos que los de una simple terapia para aliviar un problema concreto, aunque un cierto volumen de datos de investigación hace referencia a su potencial para aliviar algunas alteraciones de la salud.

Algunos la describen como un sistema de desarrollo personal y social, divertido y transformador. Se afirma que quienes dedican algún tiempo a su práctica cotidiana perciben como sus potenciales personales y sus relaciones con los demás mejoran de una forma sencilla y fluida, casi sin darse cuenta. Poco a poco te vas sintiendo mejor y más capaz de “ser tú mismo” y relacionarte de forma satisfactoria con las personas que te rodean.

Palabras: tienen el poder de crear y destruir

SESIÓN DE BIODANZA

  • Duración de la sesión: Una sesión de biodanza dura aproximadamente dos horas. En los primeros 30 minutos, cada persona del grupo pone palabras a lo que experimentó durante la última sesión. Este será el único momento en el que el lenguaje adopte el papel protagonista porque, en la hora y media restante, el cuerpo, la música, el movimiento, las sensaciones y el corazón serán los encargados de tomar la palabra a través de las distintas consignas que ofrezca el/la facilitador/a.
  • Un facilitador guía la sesión: Se trata de 12 o 14 propuestas de movimiento que constan de palabras, demostraciones y un enlace existencial que permite conectar con la vida. Este proceso de ir abriendo, poco a poco, las puertas interiores llevan a la persona a expresar su singularidad.
  • Se establece un diálogo de las relaciones: Un ejemplo de consigna sería “Ponte delante de una persona y experimenta qué cercanía te puedes permitir con ella, cuánto quieres que se acerque. Pregúntale si desea que le abraces”. Este diálogo es el que se mantiene en todo tipo de relación.
  • Se empieza bailando solo y se termina en grupo: Lo más habitual es que la persona comience la sesión bailando sola, para después hacerlo con el otro; luego, en un grupo pequeño y, finalmente, con el grupo entero.

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BENEFICIOS

  • Ayuda a controlar de forma voluntaria los estados de estrés y ansiedad.
  • Favorece la gestión y la expresión de nuestras propias emociones. Igualmente es útil para mejorar la percepción y respuesta ante los estados emocionales de otras personas.
  • Potencia la producción de nuevas ideas y el pensamiento creativo.
  • Impulsa la “alegría”, el optimismo, las emociones placenteras y el humor endógeno.
  • Aumenta la aparición de comportamientos, pensamientos y actitudes de empatía y asertividad.
  • Incrementa los niveles de confianza y autoconfianza.
  • Fortalece la comunicación afectiva, la autoestima y la percepción de la “propia identidad”.
  • Nos ayuda a mantener el tono muscular y a movernos con mayor equilibrio postural.

ETAPAS DURANTE UNA SESIÓN DE BIODANZA

  • Cuando hay un aumento de la presencia, del yo.
  • Trance-regresión. Cuando tiene lugar la disolución de la identidad para acceder a una identidad mayor.
  • Cuando se vuelve a la realidad. En este viaje interior, la persona nunca sale igual que entró.

EJERCICIOS DE BIODANZA

  • Despertar la vitalidad. Camina por el espacio elegido para realizar este trabajo siguiendo el ritmo que marca la música. Muévete desde la pelvis, donde reside la capacidad de dirigir la vida e ir hacia donde se desea. Lleva las riendas de tu vida en cada paso.
  • Conectar con uno mismo. De modo lento y continuo, con los ojos cerrados, mueve las manos y los brazos hacia delante, como si estuvieras acariciando el aire o simularas el baile de las olas del mar. Después, incorpora un movimiento de brazos y manos hacia los lados e inclina el tronco. En cada movimiento, estírate y repliégate desde el impulso que surge del interior.
  • Expresar la gratitud. Con los ojos cerrados, coloca tus manos delicadamente sobre el corazón mientras bailas reverenciando la vida y agradeciendo el milagro de estar vivo con todo lo que eso supone. Muestra tu agradecimiento al corazón que palpita y te nutre.