Maltrato animal: Perpetradores son propensos a violencia familiar

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Maltrato animal: Perpetradores son propensos a violencia familiar

La crueldad hacia los animales puede estar vinculada a ciertas condiciones de salud mental

Hace una semana, un individuo cometió un acto de extrema crueldad al apuñalar de manera brutal a un perrito pug como represalia contra su expareja. Aunque esta vez, la agresión quedó documentada en un video y resultó en una condena, es un hecho innegable que situaciones similares, de maltrato animal, suceden a diario en el país y rara vez son reportadas.

Según el psicólogo Manuel Saravia Oliver, quien es el director del Instituto Guestalt de Lima (IGL), una de las principales características de quienes practican el maltrato animal es su carencia de empatía, ya que no logran ponerse en el lugar de un ser vulnerable, dependiente y sin capacidad para defenderse.

“Son personas que no experimentan ningún tipo de remordimiento o sentimiento de culpa por el dolor que pueden generarle al animal. Son personas bastante insensibles al sufrimiento ajeno”, comentó.

Las personas que maltratan a los animales pueden también ser individuos con dificultades para lidiar con el estrés o incapaces de gestionar sus emociones, lo que los lleva a desahogar su frustración causada por problemas académicos, financieros o sentimentales en sus propias mascotas.

Además, otra posible razón detrás de este comportamiento agresivo es la búsqueda de poder y control por parte de personas que se sienten socialmente vulnerables, ya que desean demostrar su fortaleza ante seres vivos que consideran “inferiores”, recurriendo a la agresión física o verbal hacia ellos.

Trastornos mentales

Saravia afirmó que detrás de estos actos de tortura, en muchas ocasiones, se oculta una motivación más profunda y siniestra, como el disfrute o el entretenimiento, lo cual podría indicar la presencia de una personalidad antisocial o psicopatía primaria.

Explicó que las personas con un trastorno antisocial son impulsivas, egoístas y carecen de empatía hacia los sentimientos de los demás; también tienen tendencia a mentir, manipular y pueden infringir las leyes sin experimentar remordimientos. En este sentido, enfatizó que si no reciben tratamiento profesional de manera adecuada y oportuna, esta violencia también podría dirigirse hacia los seres humanos.

“Algunos estudios sobre el maltrato físico y la salud mental indican que aquellas personas que realizaron actos de crueldad animal en el pasado son cinco veces más propensas a cometer violencia intrafamiliar en el futuro”, añadió.

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Normalización 

De acuerdo con el experto, hay dos formas de maltrato hacia los animales. La primera implica la violencia física directa, que incluye acciones como patear, azotar o estrangular a los animales. Por otro lado, la segunda se refiere al abandono, que consiste en no proporcionarles comida o agua, dejarlos en la calle o en un balcón con cadenas durante largos periodos de tiempo bajo el sol, y descuidar su salud y su higiene.

No obstante, Saravia sugirió que se debería incluir un tercer tipo de maltrato, que se normaliza en el entorno familiar y es supervisado por los padres.

Por ejemplo, cuando un niño lastima a su mascota al jalar sus orejas, meter el dedo en su ojo o sujetarla con fuerza antes de lanzarla como si fuera un juguete, estas conductas son permitidas de manera pasiva por los padres, lo que lleva al niño a considerar como algo normal el maltrato hacia otro ser vivo que no tiene la capacidad de defenderse.

Aparte de la carencia de una educación apropiada, otra causa que puede llevar a niños o adolescentes a maltratar a los animales es haber sido víctimas o haber presenciado abusos físicos durante su infancia. Como resultado, cuando se convierten en adultos, pueden repetir estos actos de violencia contra seres más vulnerables y pequeños que ellos.

“Si un niño no tiene la sensibilidad para cuidar, para darle afecto a su mascota, y lejos de eso, más bien, de repente, siente placer de ver sufrir a otro, podría tener serios problemas en el futuro dentro de sus relaciones sociales”, acotó.

De acuerdo con investigaciones realizadas por criminólogos y psicólogos, se ha observado que muchos delincuentes de naturaleza violenta y agresiva, incluyendo a los asesinos en serie, comenzaron a manifestar actos de violencia hacia animales desde una edad temprana.

El psicólogo Saravia subrayó que aunque no todos los individuos que maltratan animales necesariamente terminarán abusando de personas o convertirse en asesinos, es un hecho que en la mayoría de los casos de personas que infligen daño a otros con violencia, se pueden encontrar antecedentes de crueldad hacia animales en su historial.

Para prevenir estos comportamientos violentos, enfatizó la importancia de identificar las actitudes de los niños hacia los animales y la necesidad de educar en las escuelas sobre el hecho de que las mascotas sienten dolor al igual que nosotros. Además, resaltó la necesidad de promover el respeto por las leyes que protegen a los animales.