Slow Living: para prestar atención plena a nuestro presente

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Desconexión tecnológica
Desconexión tecnológica

Slow Living. Hacer las cosas a toda velocidad y querer hacer la mayor cantidad de tareas posible, pudiendo incluso estar haciendo varias a la vez no siempre es la mejor manera de actuar y de vivir, ya que esto a largo plazo no es sostenible debido a que mantenerse viviendo durante un tiempo prolongado soportando unos niveles de estrés elevado puede resultar muy perjudicial para la salud.

Es un movimiento que consiste en una filosofía de vida

El movimiento “slow living” consiste en una filosofía de vida, fundamentada en el modo de vivir prestando atención plena al momento presente, enfocando los sentidos en lo que se está haciendo o contemplando en ese preciso instante, tratando así de disfrutar de cada momento y dedicarle a cada tarea el tiempo que sea necesario para hacerlo bien.

BENEFICIOS

Desconexión tecnológica:

La tecnología nos ayuda a estar más cerca cuando la distancia se impone. Lo hemos comprobado con la COVID-19. Pero también nos hace estar más pendientes de obligaciones laborales y aplicaciones, y menos presentes en el entorno físico.

Es por ello que el slow living te aconseja dejar un poco de lado la pantalla y concentrarte en lo que te rodea. Gana espacios sin móvil, y compruébalo por ti mismo. Proponte cada día alguna actividad dejando el móvil en casa, y poco a poco reducirás su consumo: te sentirás menos dependiente de notificaciones, plataformas y APP y estarás más conectado con tu realidad.

Dedicarte tiempo:

Esta tendencia te propone buscar tiempo para gastar en descansar y relajarte. Para ello, no quieras llenar todas las horas del día de actividades y productividad, y tu salud te lo agradecerá. Ten presente que no hacer nada de vez en cuando también ayuda a tu salud física y mental.

Prioriza y recuerda que siempre hay tareas que pueden esperar a otro momento, porque el slow living también reclama el derecho a decir no en aquellos momentos que lo necesites.

Más horas de sueño:

El slow living reclama disfrutar de cada acción, también del dormir. No valen excusas como el tener mucho trabajo. Tu cuerpo pide dormir unas horas y hay que dárselas. Dormir las horas que necesitas te da energía para encarar los retos de cada día. Pero, también, te aporta bienestar. Fortalece tu sistema inmunológico, y ayuda a combatir la depresión y reduce la ansiedad, además de favorecer la memoria, entre otros beneficios.

Armonía interior:

El slow living te anima a parar y a escucharte. A dejar de lado el ir corriendo sin reflexionar, dejándote llevar por la inercia de las prisas, y a practicar más a menudo la introspección y la toma de conciencia. Es decir, te ayuda a conocerte mejor, a saber, observar qué quieres y qué necesitas y a tomar decisiones más encaminadas a ello.

Además, este movimiento te ayuda a vivir sabiamente el instante. Todos los instantes parecen similares, pero cada segundo es diferente cuando lo vives. Desde este nuevo punto de vista, vences la resistencia al cambio.

Conexión cuerpo y mente:

Poner en práctica las sugerencias de esta tendencia y disfrutar más de cada momento sin pensar en la próxima tarea que hay que cumplir favorece que tu cuerpo y tu mente estén equilibrados. Es decir, tu mente no interferirá con problemas del trabajo en tu tiempo familiar o social, ni al revés. Así será natural el disfrutar de cada cosa que hagas en todo momento.

¿CÓMO PONERLO EN PRÁCTICA?

  • Tratar de ser conscientes del momento presente y hacer las cosas que sea posible más despacio y bien hechas.
  • En el tiempo libre, hacer algunas escapadas al aire libre y disfrutar de la naturaleza.
  • Tratar de dedicar el tiempo suficiente y con calma a nuestros seres queridos.
  • Practicar mindfulness, yoga, meditación o dedicar unos minutos al día para reflexionar con calma.
  • Disminuir el tiempo que estamos frente a las pantallas, ya que nos mantienen hiperactivados todo el tiempo.
  • Tratar de utilizar la tecnología solamente cuando nos facilite ciertas cosas (p. Ej., trabajar, llamar a un ser querido, etc.).
  • Establecer un tiempo limitado para las redes sociales, intentando desconectar de ellas lo máximo posible.
  • Evitar el consumismo, deshacerse de lo que no necesitemos y pensar si necesitamos realmente algo antes de comprarlo.
  • Poner en práctica el “slow food”, comiendo con calma y saboreando cada bocado (similar al “mindful eating”).
  • Tratar de preparar nuestra comida, con productos frescos y enfocados en el cocinado, sin distracciones.
  • Poner en orden nuestra casa y nuestro lugar de trabajo, para poder llevar una vida más ordenada.
  • Planificar las tareas del día a día para que no se amontonen y podamos dedicarles el tiempo necesario.
  • Evitar la multitarea.
  • Practicar el “turismo slow”, desconectando del móvil y tratando de disfrutar plenamente del paisaje y de las experiencias.

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