Sabemos que el confinamiento no ha sido fácil para nadie y que debemos tener las medidas de precaución para nuestro bienestar sin embargo a raíz de esto muchas personas se sienten agobiadas ya que el encierro no es algo fácil. La meditación es una buena opción para poder eliminar el estrés y la tensión que hemos venido acumulando.
Aprender a meditar a pesar de los sonidos y movimientos que lo rodean, es justo lo que necesitas
Quizás meditar en una habitación silenciosa sin sonidos y sin nada que distraiga es la manera más fácil, normal, especialmente para los principiantes. Ya es bastante difícil calmar tu mente sin la constante interferencia del exterior. Por otro lado, la vida es un aporte constante, así que, si quieres que la paz que proviene de la meditación entre a tu vida más allá de tu práctica, quizás aprender a meditar a pesar de los sonidos y movimientos que lo rodean es justo lo que necesitas.
VENTAJAS
Tenemos conexión con nosotros mismos:
Nuestras preocupaciones y problemas parecen más lejanos. Nos reconciliamos con el cuerpo y las obsesiones se desvanecen. También nos beneficiamos de no tener acceso a internet, el correo electrónico y las redes sociales.
Salud:
Es muy saludable estar en contacto con la luz natural del sol (la mejor fuente de vitamina D) y el aire fresco. Y, como ya sabes, mente sana en cuerpo sano, así que es recomendable meditar en exteriores, sobre todo en contacto con la naturaleza.
Encontrarás nuevas oportunidades:
Nadie tiene suerte o éxito de la nada. Algo tan simple como salir puede hacer que conozcas a alguien importante o encuentres algo que solucione tus problemas.
Para tu serenidad:
Observar la naturaleza es algo sumamente beneficioso, tanto que, si estás preocupado por algún problema, verás que lo enfocas de otra manera, como por arte de magia, tras oír el canto de los pájaros, sentir el viento, ver el color del atardecer, etc. Y es que meditar al aire libre es una explosión de sentidos que no tendrás en casa ni en la mejor pantalla del mundo.
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Para estar concentrados:
El contacto con el exterior aumenta nuestra capacidad de atención y concentración. Es necesario recibir estímulos, no solo de la naturaleza, sino también del sonido del tráfico o la voz de las personas al pasar.
Nos abre a terapias más felices y efectivas:
Apenas conocemos los detalles de las relaciones con nuestro espacio vital y con los demás seres vivos. Estamos atravesados por redes químicas y electromagnéticas y seguramente por energías que desconocemos. Entender al ser humano como parte de la intrincada red de la vida significa abrir perspectivas a nuevas estrategias preventivas y a terapias más eficaces.
TÉCNICAS DE MEDITACIÓN AL AIRE LIBRE
Respira:
Las personas que sufren de estrés o cualquier alteración emocional suelen realizar una respiración superficial y sin un ritmo regular. Acostumbran a respirar por la boca, de manera algo acelerada y son frecuentes los suspiros o la sensación de falta de aliento.
Concentrarse en la respiración ayuda a resolver todos estos desequilibrios y sobre todo sirve para que la mente se fije en algo y abandone sus rutinas de pensamiento o su vagar habituales.
En tu paseo por el campo, detente cuando encuentres un lugar tranquilo y en el que te sientas bien para pasar un rato y realizar este ejercicio:
Vacía lentamente el aire de tus pulmones, inspira con calma por la nariz durante 3 segundos y espira por la boca el mismo tiempo.
Mientras respiras, presta atención a las sensaciones que te llegan del cuerpo: los sonidos del aire al circular por las vías respiratorias, el movimiento del pecho o las tensiones musculares.
Después de cinco minutos, cierra los ojos y percibe también los aromas que te llegan y que se introducen en tu cuerpo con cada inspiración, y fíjate en la temperatura del viento al rozar tu piel.
Escucha:
Escuchar con atención consiste, en un primer momento, en centrarte en todo lo que te llega al oído, sin discriminar ningún sonido (normalmente los pensamientos no nos dejan escuchar la mayor parte de ellos).
El proceso de escuchar conscientemente implica reconocer los ruidos como meras vibraciones. En la montaña o el campo donde te encuentres cuando realices estos ejercicios los sonidos serán seguramente agradables, pero si te llega el rugido de un motor, no te molestes, escúchalo como si fuera el trino de un pájaro.
Quédate quieto y escúchalo todo. Intenta captar los sonidos procedentes de cada vez más lejos. Una vez que has sido capaz de escucharlo todo, puedes fijarte sucesivamente en cada uno de los sonidos.
Observa:
La visión es el sentido que más nos atrapa. Ahí están todas las pantallas, grandes y pequeñas, atrayendo nuestra atención de una manera que tiene mucho de adicción.
Sin embargo, fuera del marco rectangular de las pantallas existe un mundo fascinante. Fíjate en cualquier planta. Si puedes acércate y mira cada pequeño detalle. Después de un par de minuto vuelve a alejar la mirada para captar todo el paisaje.
Después de realizar los tres ejercicios continúa con tu paseo, pero mantén en la medida de lo posible tu concentración en la respiración, escúchalo todo y cada sonido, mira el paisaje y cada planta y cada insecto.