Beneficios de la oración para traerte paz a tu vida

0
723
oración
oración

Dios, nuestro amoroso Padre Celestial, quiere que nos comuniquemos con Él por medio de la oración. Él siempre nos escucha cuando oramos.  La oración diaria puede bendecirte a ti, a tu familia y a aquellos por quienes oras. También puede traer más paz a tu vida y ayudarte a aprender más del plan de Dios para ti.

Nos ayuda a fortalecer nuestra relación con Dios

BENEFICIOS

Nos mantiene cerca de Dios:

Orar nos acerca a Dios. Al orar, tendemos un puente de comunicación que nos ayuda a sentir la presencia de Dios y a centrarnos en lo que es importante para él. De la misma manera en la que hablar con otros nos ayuda a fortalecer nuestra amistad con ellos, la oración nos ayuda a fortalecer nuestra relación con Dios.

Podemos conocer mejor a Dios al pasar tiempo con él. Es bueno orar de forma relajada y sin una lista estricta con el orden de temas. Debemos intentar permanecer suficiente tiempo en oración como para sentir la cercanía de Dios y disfrutar de su presencia. Nuestro espíritu se fortalecerá y comenzaremos a ver las situaciones de la vida desde la perspectiva divina.

Nos da paz en momentos difíciles:

La paz verdadera solo puede venir al conectarnos con Dios por medio de la oración. En momentos difíciles y de angustia necesitamos fortaleza, necesitamos tener confianza, esperanza y fe.

La oración es el medio por excelencia para recibir el consuelo de nuestro Padre celestial. Al expresarle nuestras angustias (confiadamente) Dios derramará toda clase de bendiciones. Con confiadamente es referido a orar sin imponerle a Dios lo que queremos que haga, dejando que Él actué en nuestra vida.

Te ayuda a encontrar guía en tu vida:

Cuando oras a Dios en privado, puedes procesar y resolver las situaciones difíciles de tu vida. Dios siempre nos escucha y a menudo nos proporciona respuestas específicas y la guía que buscamos. Aun cuando Él decide no contestar inmediatamente o en la manera en que esperábamos, la oración es una manera de encontrar paz.

Renueva nuestra esperanza:

Orar aleja la angustia y devuelve la esperanza. La oración renueva la convicción de que Dios está obrando y seguirá haciéndolo a nuestro favor. Esa preciosa esperanza desata un espíritu lleno de gratitud y alabanza. Y cuando alabamos, recordamos la inmensa grandeza del poder de Dios y nos afirmamos con la certeza de que, con Cristo, venceremos.

Podemos expresar libremente lo que nos preocupa:

A Dios le podemos expresar todo lo que sentimos, tal como lo sentimos, sin cortes ni censuras. Él no se escandaliza, pues ya lo sabe. Pero, emocional y espiritualmente, a nosotros nos hace mucho bien poder expresar nuestras inquietudes, dudas y luchas ante el Señor.

Muchas veces no tenemos nadie con quien podamos hablar libremente, pero Dios está siempre dispuesto a escucharnos. Debemos recordar que Dios ama que hablemos con él. Llevemos ante él nuestras preocupaciones y aprendamos a descansar en su amor.

Le puede interesar:

Cómo eliminar la mentalidad de escasez

Ayudamos y bendecimos a otros con nuestras oraciones:

Hay mucho dolor y sufrimiento a nuestro alrededor, y muchas veces no sabemos cómo ayudar. ¡Comienza a orar! Aunque nuestros recursos son limitados, los de Dios son infinitos. Y a menudo, al orar por otras personas o situaciones, Dios nos da la solución o una idea de cómo podemos ayudar. Sobre todas las cosas, la oración abre la puerta para la intervención de Dios, y allí donde se mueve el poder de Dios, todo mejora.

PASOS PARA ORAR

Comienza tu oración:

Antes de empezar, encuentra un lugar tranquilo donde te sientas cómodo. Una buena manera de comenzar es dirigirte a Dios por su nombre. Puedes decir, “Querido Dios”, o “Querido Padre Celestial”, “Padre Nuestro que estás en los Cielos”, o simplemente “Dios”.

Conversa con Dios:

Habla de tu corazón y comparte tus esperanzas y deseos como también tus preocupaciones y problemas. Puedes pedirle Su ayuda, dirección, perdón o sanación. Lo que sea que esté en tu mente, tráelo a Él. Reconoce que Su sabiduría y Su tiempo son más grandes que los tuyos. Puedes preguntarle qué es lo que Él quiere para ti.

Comparte con Dios tus sentimientos hacia otras personas. Puedes pedir por sus necesidades o preguntarle en qué manera puedes ayudarles y amarlos. Agradécele a Dios por todas las bendiciones en tu vida. Aun los desafíos pueden ser una bendición. Estos nos ayudan a ser humildes y a mantener nuestro corazón y mente más abiertos a las respuestas de Dios.

Termina tu oración:

Una vez que le hayas dicho todo lo que querías decir, puedes terminar diciendo, “En el nombre de Jesucristo, Amen”. Lo hacemos así porque Jesús nos mandó orar en Su nombre y todo lo que hacemos debe ser hecho en Su nombre.

Comienza a trabajar en las cosas justas que has pedido:

Hay sabiduría en el refrán, “Ora como si todo dependiera del Señor; y trabaja como si todo dependiera de ti”. Es en el proceso de hacer y actuar que a menudo recibimos la guía y la ayuda de Dios.