Tratamientos para la infección de orina

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Infección de orina
Infección de orina

La infección de orina está provocada por la invasión de microorganismos en el tracto urinario. Puede producirse por dos vías diferentes: por el extremo inferior de las vías urinarias (abertura en la punta del pene o de la uretra, según se trate de un hombre o de una mujer), que es el caso más frecuente; o bien a través del flujo sanguíneo, en cuyo caso la infección afecta directamente a los riñones.

En definitiva, infección de orina o del tracto urinario son expresiones que engloban diferentes enfermedades infecciosas (producidas por un microorganismo o germen) y que afectan a cualquier parte del sistema urinario (riñón, uréteres, vejiga urinaria o uretra).

Las infecciones del tracto urinario (ITU) más habituales son las producidas por bacterias, aunque también pueden presentarse a causa de virus, hongos o parásitos. De muchas de ellas es responsable la bacteria llamada Escherichia coli, que normalmente vive en el intestino.

Las infecciones bacterianas son la causa más frecuente de la cistitis (inflamación de la vejiga urinaria), pero también hay diversos factores no infecciosos que pueden ocasionar este trastorno.

Causas

En verano pueden aumentar los casos de cistitis.

Existen diversos factores que inciden en la aparición de las infecciones urinarias y son variables en función de la edad y sexo:

  • En mujeres jóvenes: las causas más comunes son la existencia de antecedentes familiares, el uso de espermicidas y como resultado de las relaciones sexuales. Pero las mujeres que no son sexualmente también pueden padecer este tipo de infección porque la zona genital femenina alberga con frecuencia bacterias que pueden causas cistitis.
  • En mujeres postmenopáusicas: son frecuentes en aquellas que tienen antecedentes de ITU previas en la edad fértil.
  • En varones jóvenes: las infecciones de orina son poco frecuentes y, si aparecen, es en relación con la actividad sexual.
  • En los hombres mayores de 50 años: la causa más frecuente es una infección bacteriana persistente en la próstata.
  • En ambos sexos y mayores de 80 años: tiene un gran impacto que estén hospitalizados, institucionalizados o sean portadores de sondas permanentes de orina.

En verano suelen aumentar los casos de cistitis debido a la sudoración y a los baños en piscinas y playas porque favorecen la humedad de la zona genital, lo que facilita la proliferación de microorganismos.

Cistitis de causa infecciosa

La causa más habitual es la bacteria Escherichia Coli, que según la Clínica Universidad de Navarra es la responsable del 85% de las infecciones no complicadas en mujeres sexualmente activas, del 70% de las infecciones no complicadas del adulto y del 50% de las infecciones hospitalarias. Después de E. Coli, los patógenos más habituales son ProteusKlebsiellaEnterobacterCitrobacterPseudomonasSerratiaStaphylococcusEnterococcus faecalis y Staphylococcus saprophyticus.

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Cistitis no infecciosa

Entre las causas no infecciosas de la cistitis se encuentran las siguientes:

  • Uso de baños y aerosoles para la higiene femenina.
  • El uso prolongado de un catéter.
  • Medicamentos que producen inflamación de la vejiga.
  • Un trastorno conocido como síndrome de vejiga dolorosa o cistitis intersticial.
  • Radioterapia en el área de la pelvis.

Síntomas

El cuadro clínico de la cistitis puede variar en función de la zona en la que se presente la infección. Estos son los síntomas más comunes de la infección de orina:

  • Necesidad urgente y frecuente de orinar.
  • Picazón o quemazón en la uretra al orinar.
  • Enrojecimiento de la vulva y picor vaginal (en las mujeres).
  • Dolor al orinar y al mantener relaciones sexuales.
  • Color turbio, lechoso (espeso) o anormal de la orina.
  • Aparición de sangre en la orina.
  • Fiebre y escalofríos (la fiebre puede significar que la infección ha alcanzado los riñones).
  • Vómitos y náuseas.
  • Dolor en el costado o en la espalda (indica la presencia de una infección en los riñones).
  • A menudo, las mujeres sienten una ligera presión por encima del hueso púbico y muchos hombres sienten una dilatación del recto.
  • Estar más irritable de lo normal.

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Tratamientos

El tratamiento para combatir las infecciones del aparato urinario dependerá de la causa. Se emplean antibióticos si están causadas por bacterias y antivirales (como el aciclovir) cuando están provocadas por virus.

Para administrar eficazmente uno y otro tipo de fármaco, el médico especialista tiene la posibilidad de realizar una prueba de sensibilidad o antibiograma, que le ayuda a elegir el más efectivo contra el tipo de microorganismo que está produciendo la infección. Los antibióticos más usados son el trimetoprim, la amoxicilina y la ampicilina. También una clase de fármacos llamados quinolonas se usan para tratar infecciones del tracto urinario, como son la ofloxacina, ciprofloxacina y trovafloxina.

Antes de iniciarse el tratamiento con antibióticos, el médico determina si el paciente padece algún trastorno que pueda agravar la infección, como una alteración de la actividad nerviosa, una diabetes o una disminución de las defensas del organismo que pueda reducir la capacidad de éste último de combatir la infección.

En pacientes que sufren infecciones por Chlamydia o Micoplasma se hace necesario un tratamiento más largo con tetraciclina o una combinación de trimetoprim y sulfametoxazol. Un análisis posterior ayuda a confirmar que el tracto urinario está libre de gérmenes. Los pacientes con infecciones de riñón graves tienen que ser hospitalizados hasta que puedan tomar fluidos y fármacos por su cuenta.

Los médicos opinan que beber grandes cantidades de agua ayuda a limpiar el tracto urinario de bacterias y que es mejor dejar de fumar (el tabaco es el principal causante del cáncer de vejiga) y de tomar café, alcohol y comidas con especias mientras la infección se mantenga.

Si la infección se debe a una obstrucción física de la orina (a una piedra, por ejemplo), puede ser necesaria la cirugía para eliminar aquello que produce la obstrucción o corregir una posible anomalía física, como podrían ser un útero y una vejiga caídos.