Estrés y ansiedad se triplicaron en pandemia

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Estrés
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Los trastornos mentales en Lima Metropolitana crecieron de dos a tres veces más durante la pandemia de la covid-19, según un reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud, cuyos indicadores evidencian un panorama emocional preocupante, solo superado por lo vivido tras la violencia política en el Perú. Así lo explica en un informe, en exclusiva, el portal de la Agencia de Noticias Andina, y es el siguiente:

 

En comparación con años anteriores, las cifras de los trastornos de ansiedad y depresión durante la pandemia han crecido en dos a tres veces. Sin duda es un momento histórico, con situaciones estresoras solo comparadas con lo que ocurrió después de la guerra interna en el país”, detalló Javier Saavedra Castillo, director de la Oficina de Apoyo a la Investigación y Docencia Especializada del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM).

Quienes se contagiaron registraron cifras más altas en problemas de sueño: 65%, frente 50.5% de quienes no tuvieron covid-19

En entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line, el experto comentó que las cifras obtenidas durante la investigación “Estudio Epidemiológico sobre el Impacto de la Pandemia Covid-19 en la Salud Mental de la Población de Lima Metropolitana” son resultado de un mapa de acontecimientos excepcionales para los que la mayoría no estuvo preparada y que han dejado una huella emocional en la población.

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DORMIR MUY MAL 

Durante la pandemia se ha presentado otra pandemia: la de la falta de sueño, advierte Saavedra. El 54. 6% de los limeños tienen problemas para dormir que ameritarían atención médica, porcentaje que ha crecido significativamente frente a lo registrado en el 2012, cuando la cifra era de 32%.

“Esta pandemia ha generado demasiados frentes de batalla y toda la personalidad está comprometida, incluida la función biológica del sueño”, anotó.

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN, LOS MÁS COMUNES

Los trastornos psiquiátricos más detectados en el estudio fueron ansiedad y depresión, los cuales fueron filtrados con criterios clínicos internacionales, otorgándole un mayor peso y relevancia a la investigación.

ansiedad

Se han realizado otros estudios de este tipo en el país, midiendo síntomas de ansiedad o depresivos, que no es lo mismo que criterios diagnósticos, como ha ocurrido en el estudio”, resaltó el doctor Saavedra, quien trajo a luz casos que demandan una intervención médica.

Así, se ha logrado determinar que la prevalencia de trastornos mentales en la población adulta de Lima subió de 7.9% (2,012) a 12.5%, (2020), porcentaje que representa 806, 000 personas, “quienes reunían criterios de un trastorno psiquiátrico”, dejando fuera los cuadros de psicosis que revelan estados fuera de la realidad.

En el caso de la depresión, ésta se ha duplicado de 2.8% a 7.5%, afectando en la actualidad a 484 mil personas. Mientras la ansiedad, que tenía una tasa de 1.9 en el 2012, se ha triplicado y alcanza al 6.7% de la población en Lima (unas 432 mil personas).

¿Y LOS QUE TUVIERON COVID- 19?

Quienes se contagiaron registraron cifras más altas en problemas de sueño: 65%, frente 50.5% de quienes no tuvieron covid-19. Entre las razones, explica Javier Saavedra, se encuentran mayores índices de ansiedad, depresión, además de problemas a nivel físico, sobre todo de tipo respiratorio.

Este grupo evidenció mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos: 42% frente al 28.5 que no tuvo la infección. Los indicadores suicidas se elevaron también entre quienes tuvieron coronavirus (18.4%) frente a quienes no se contagiaron (7.8%).

MUCHO POR RESOLVER 

Para Humberto Catillo Martell, director general del Instituto Nacional de Salud Mental, el presente estudio busca despertar mayor conciencia sobre la problemática de la salud mental, cuyos resultados están, lamentablemente, dentro de la tendencia mundial.

Consideró que una sociedad inequitativa, individualista, fragmentada e informal como la nuestra tenía altas probabilidades de sufrir más dramáticamente los estragos de una pandemia, como lo está haciendo ahora.

UN OBJETIVO COMÚN

Para el experto, si bien la pandemia ha desnudado la precariedad social en la que viven las grandes mayorías de Lima, considera que esto debe verse también como una oportunidad para apurar las transformaciones que pongan a la salud mental como un derecho.

Y para lograrlo, pidió acelerar la integración y articulación de todos los niveles de atención de salud, evitando que compitan uno con el otro, con mayores centros de salud mental, reforzando su capacidad de atención virtual y entendiéndose que no es posible cuidar la salud mental sin la participación del primer nivel.

Antes la promesa era enférmate que yo te voy a curar, desde la medicina, el Estado y las aseguradoras, pero hemos visto que esto no ha sido así. Por eso el mensaje es que aprendamos más de la salud mental, qué es, cómo funciona nuestro cuerpo, nuestra mente nuestras emociones y tomemos el control de este campo a nivel a personal y familiar”.

Pidió a la población entender que la salud mental no debe ser una mercancía que se compra y se vende, sino una experiencia que comparte y del que gente debe ser protagonista.

Ahora mismo, dijo, muchas personas han aprendido algunas técnicas de relajación que les sirven para situaciones puntuales, que deben ser incorporadas a la vida cotidiana.

“Hay que trabajar para que la salud mental se convierta en un objetivo común de bienestar para las personas, desde la educación, desde el desarrollo de la ciudad y hasta del modelo económico. Ya se ha demostrado que podemos ser diferentes, vivir con menos ropa, juergas, viajes. La pandemia nos ha demostrado que podemos vivir otro mundo”.

Comentó que la Ley de Salud Mental es muy clara al exponer que cuidado no es solo materia de psiquiatras y psicólogos, incluye a todos profesionales y personas, es donde es preciso sumar nuevos enfoques educativos desde la casa, la escuela, en la que deben impulsarse una mejor educación sentimental e inteligencia emocional, lejos de estigmas y discriminación.