Cataplasmas, sanación externa con gran poder de alivio

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Cataplasmas
Cataplasmas

Es un medicamento de aplicación externa, de consistencia blanda y húmeda, que se coloca sobre alguna parte del cuerpo como calmante. Las cataplasmas son pastas espesas y húmedas, de componentes muy variables, que se aplican a un punto determinado del cuerpo. Producen afluencia de sangre en la región a la que se aplican descongestionando las zonas afectadas por una inflamación o una acumulación de pus.

Descongestiona las zonas afectadas debido a heridas o alguna inflamación

Las cataplasmas calientes tienden a ablandar la piel, cuyos poros se dilatan y absorben, por ósmosis, los principios terapéuticos incorporados. Pueden actuar directamente en casos de afecciones externas (enfermedades de la piel), pero también en internas hasta alcanzar órganos como los pulmones y la vejiga.

PROPIEDADES

  • Astringentes: Hacen que la piel se contraiga. Ayudan a limpiar la piel, a extraer cuerpos extraños, como astillas, y a desinfectar.
  • Calientes: Aumentan la temperatura de la zona tratada y ayudan a aliviar lesiones traumatológicas. También son útiles para relajar el músculo.
  • Vulnerarias: Coadyuvantes en la sanación de heridas abiertas. Suelen combinar efectos desinfectantes, cicatrizantes y calmantes.

RECETAS DE CATAPLASMA

Cataplasma de aloe vera para quemaduras:

El aloe es uno de los remedios caseros de moda, y sus propiedades calmantes y regenerativas la hacen ideal para tratar quemaduras, ya que no solo ayuda a curar la piel sino también a reducir las cicatrices.

Aloe vera
Aloe vera

Para preparar una cataplasma de aloe vera puedes hacerlo de dos maneras. Una opción es usar un gel de aloe vera puro, es decir, usar como pasta el gel, aplicándolo directamente envuelto con un paño. La otra opción es crear nuestro propio gel, ya sea de aloe vera puro o añadiéndole malva, que tiene propiedades antiinflamatorias.

Crear tu propio gel de aloe será laborioso, y requiere que tengas una planta de aloe vera adulta a mano y puedas controlar el riego de la misma, ya que hay que dejar de regarla 5 días antes de cortar las hojas. Una vez cortadas un par de hojas, debes cortarlas a trozos y dejarlas durante 24 horas en un recipiente lleno de agua, cambiando el líquido de vez en cuando para eliminar la aloína, que puede resultar bastante irritante para la piel, sobre todo sobre piel con heridas.

Al día siguiente las secas y las pelas, por un lado. Así verás que dentro de la hoja hay una especie de pasta. La extraes y la pasas por la batidora o la licuadora. Ya tienes gel de aloe vera puro (al que le puedes añadir otras hierbas si quieres sumarle otras propiedades, y ya puedes usarlo en el emplasto o reservarlo en un tarro con un chorro de jugo de limón para que no se oxide.

Cataplasma de verbena:

La cataplasma de verbena se usa en caliente para tratar eccemas, furúnculos y quemaduras. Para prepararla hay que poner en una sartén tres cucharadas de aceite y 60 gramos de verbena en polvo (o muy machacada) y calentar la mezcla a fuego lento sin permitir que la planta se queme. Cuando esté caliente se retira del fuego y se le añade la clara de dos huevos.

Se mezcla bien y se pone otra vez al fuego hasta que empiece a cuajar, necesitamos una pasta que envolveremos en la tela y la aplicaremos, en caliente, sin que queme.

Cataplasma de pan:

El pan es otro ingrediente interesante para preparar cataplasmas. En este caso, datos anecdóticos sugieren que es útil para ablandar abscesos, quistes o pequeñas astillas. Tras varias aplicaciones hace más fácil su drenaje.

Los ingredientes son: 1 rebanada de pan y 3 cucharadas de leche (60 ml).

Para su preparación, pon a calentar la leche en una sartén pequeña, a fuego lento. Cuando esté caliente, déjala reposar hasta que esté tibia al tacto. Sumerge la rebanada de pan para que se ablande en la leche. Tritúralo hasta obtener una pasta. Aplica la pasta sobre la piel y déjala actuar por 15 minutos. Repite su aplicación 2 o 3 veces al día para mejores resultados.

Cataplasma de bicarbonato de sodio:

El bicarbonato de sodio es un ingrediente abrasivo que puede causar irritación sobre pieles sensibles. Es primordial emplearlo con precaución, solo en casos puntuales, como remedio coadyuvante. En cataplasma puede aplicarse para quemaduras solares superficiales o irritaciones menores.

Bicarbonato de sodio

Los ingredientes son: 2 cucharadas de bicarbonato de sodio (30 g) y 2 cucharadas de agua (40 ml).

Para su preparación, humedece el bicarbonato de sodio con el agua hasta obtener una pasta espesa. Extiende el remedio sobre la zona afectada y déjalo actuar 10 minutos. Enjuaga con agua tibia y, si lo consideras necesario, repite su uso 2 veces al día.

¿CÓMO APLICAR UNA CATAPLASMA?

Esto es muy sencillo. Solo debes aplicar la cataplasma sobre la zona del cuerpo dolorida o inflamada. Déjala actuar como mínimo durante una hora, así das tiempo a la piel de absorber las propiedades curativas de la hierba.

Un buen momento para aplicar estos remedios naturales es cuando se está acostado y relajado, pudiéndose también aprovechar un momento de descanso frente al televisor para aplicarse este tratamiento sumamente sencillo.

Ahora ya sabes cómo preparar una cataplasma casera para tratar problemas leves de la salud. Solo asegúrate de escoger la hierba adecuada, y posiblemente tu problema desaparezca al poco tiempo de implementado este tratamiento.