Tratamiento para un aneurisma

0
942
aneurisma
aneurisma

Un aneurisma es una dilatación localizada y permanente que se produce en las paredes de las arterias. Esta dilatación anormal se produce por la debilidad de la pared de una zona del vaso sanguíneo.

Leer también [Combina bien los alimentos y vive sano]

Los aneurismas pueden aparecer en cualquier punto de una arteria, pero principalmente se manifiestan en la aorta abdominal. Sin embargo, hay aneurismas que surgen también fuera de ella; muchos son el efecto de una debilidad hereditaria o de la ateroesclerosis; otros se deben a factores externos, como heridas que se han producido por arma blanca o por armas de fuego y también por infecciones bacterianas en la pared arterial.

CAUSAS

Las causas que provocan los aneurismas no se saben con exactitud. Algunos son congénitos, es decir, están presentes desde el nacimiento.

Pueden desencadenarse como consecuencia de algunas enfermedades, como la ateroesclerosis, enfermedad que debilita la pared aórtica hasta que la presión dentro de esta arteria hace que la misma se ensanche y sobresalga hacia fuera.

Normalmente, junto con el aneurisma, aparece también el coágulo sanguíneo (llamado trombo). La formación de aneurismas aumenta cuando el paciente tiene el colesterol alto, fuma, tiene hipertensión y/o alguna enfermedad inflamatoria de la aorta.

SÍNTOMAS

Los síntomas dependerán del tipo de aneurisma:

Aneurisma de la aorta abdominal

Las primeras manifestaciones son una especie de masa pulsátil en el abdomen. En estas situaciones el aneurisma provoca un dolor intenso, especialmente en la espalda, que suele ser persistente, aunque si se cambia de posición tiende a aliviarse.

Si junto con el aneurisma se produce una hemorragia interna grave, el diagnóstico suele evolucionar de manera rápida hacia el shock y muerte en un porcentaje alto de casos.

Aneurisma de la aorta torácica

Este aneurisma es de los pocos que puede ser muy grave sin causar síntoma alguno. Sin embargo, las señales típicas son dolor (principalmente en la parte superior de la espalda, de gran intensidad), tos y pitidos en el pecho (sibilancias).

El dolor también puede aparecer en el pecho y en los brazos, lo que puede confundirse con un ataque cardiaco. La presión que se crea sobre el esófago puede dificultar la ingestión. En algunos casos se puede incluso llegar a la muerte debido a la pérdida de sangre.

Aneurisma disecante

La mayoría de personas con una disección aórtica o aneurisma disecante presentan un dolor que aparece de repente y de forma muy intensa.

Este dolor es usual en la espalda, en la zona que está entre los omóplatos. Dependiendo de las arterias que estén obstruidas, el resultado puede ser un accidente vascular cerebral, un ataque cardiaco, dolor repentino en el abdomen o imposibilidad de mover una extremidad.

Leer también [Covid-19: Lesiones en la lengua y manchas en pies y manos…]

PREVENCIÓN

La mejor forma de intentar prevenir la posible aparición de un aneurisma es modificar el estilo de vida hacia uno más saludable que incluya una dieta equilibrada, como la mediterránea.

Los especialistas recomiendan controlar la hipertensión y dejar de fumar para reducir las posibilidades.

Leer también [Hipertensión causa graves problemas al corazón]

TIPOS

Existen diversos tipos de aneurisma:

  • Aneurisma de la aorta abdominal: Se presentan en el segmento de la aorta que recorre el abdomen. Suelen medir más de siete centímetros, por lo que tienen mayor posibilidad de romperse.
  • Aneurisma de la aorta torácica: Este tipo de aneurismas atraviesan el tórax. Los más frecuentes son los que se dilatan a partir del lugar de donde sale del corazón.
  • Aneurisma disecante o disección aórtica: En este caso el revestimiento interno de la aorta se rasga, pero el externo queda intacto y, cuando la sangre entra en este conducto, levanta la capa media existente, con lo que se crea un nuevo canal en la pared aórtica

 

DIAGNÓSTICO

En un aneurisma, el dolor suele ser un síntoma muy útil para diagnosticar la enfermedad. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes el dolor se manifiesta tardíamente y retrasa el diagnóstico.

Hay muchos casos en los que los aneurismas no presentan síntoma alguno. Por ello, sólo se podrían apreciar en una exploración física o en radiografías o ecografías que se realizan con motivo de otra consulta. Si el aneurisma ha crecido con rapidez y está a punto de romperse, o si son presionados durante una exploración médica del abdomen, dolerá de manera espontánea.

Para diagnosticar un aneurisma, se puede realizar una radiografía del abdomen, que mostrará un aneurisma con depósitos de calcio en su pared; una ecografía, que permitirá establecer el tamaño del aneurisma; una tomografía computarizada o una resonancia magnética (RM).

TRATAMIENTOS

El tratamiento, al igual que los síntomas, dependerá del tipo de aneurisma que tenga el paciente:

Aneurisma de la aorta abdominal

El tratamiento en este caso depende del tamaño del aneurisma. Si el ancho es menor de 5 centímetros, las posibilidades de que se rompa son muy bajas. Por el contrario, si es mayor de 5 centímetros la rotura será más probable.

Para estos casos se suele recomendar la intervención quirúrgica, a menos que haya un gran riesgo por distintos motivos médicos. La operación consistiría en insertar un injerto sintético que repare el aneurisma. Si se rompe o amenaza con romperse habría que realizar una intervención de urgencia. Si no se trata la rotura del aneurisma, éste siempre es mortal.

Aneurisma de la aorta torácica

En este caso, si el aneurisma tiene un tamaño mayor de 7,5 centímetros de ancho se debe practicar una intervención quirúrgica para implantar un injerto sintético.

Si la persona tiene el síndrome de Marfan (enfermedad rara que afecta al tejido conectivo y a distintos órganos), se recomienda reparar mediante cirugía también los aneurismas más pequeños. Estos aneurismas, por estar situados en la zona torácica, tienen un riesgo de muerte elevado durante la reparación quirúrgica.

Aneurisma disecante o disección aórtica

En este tipo el especialista deberá prescribir fármacos lo antes posible para que así, tanto la frecuencia cardiaca como la presión arterial se reduzcan, pero puedan seguir administrando un suministro suficiente de sangre al corazón, el cerebro y los riñones.

Una vez se haya iniciado el tratamiento con fármacos, el médico valorará si el tratamiento de elección seguirá siendo la terapia farmacológica o deberá someterse a una operación quirúrgica. En la mayoría de los casos, los profesionales suelen recomendar la cirugía en las disecciones localizadas en los primeros centímetros de la aorta, a no ser que se presente un riesgo quirúrgico excesivo.