Pauline Picard: Desapareció misteriosamente y fue sustituida sin ser ella

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Pauline Picard: Desapareció misteriosamente y fue sustituida sin ser ella

La desaparición de un niño siempre es un suceso que de algún modo u otro nos encoge el alma a quienes somos conocedores de la noticia, pero cuando alrededor de esa desaparición comienzan a suceder eventos extraños, lo hace todavía más alarmante. Nos desplazamos hasta la Francia de los años 20 para conocer un caso rodeado de misterios y que sigue sin resolverse a día de hoy.

Grandes incógnitas rodearon su desaparición, es como si la mismísima tierra se la hubiera tragado

En abril de 1922, Pauline Picard, una niña de dos años, estaba jugando en la granja de su familia en Goas al Ludu, en la Bretaña francesa. Los progenitores de la pequeña pensaron que mientras ella jugaba en el jardín, podrían seguir haciendo otras tareas en la granja.

Sin embargo, no intuyeron que un despiste les costaría un gran sufrimiento para ambos. Aquella fue la última vez que fue vista. O no, porque los hechos que sucedieron a continuación son uno de los mayores misterios de la criminología francesa.

Al darse cuenta de la desaparición, los padres, la policía y los vecinos se volcaron en la búsqueda sin lograr dar con la más mínima pista de qué había sido de la pequeña.

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Las hipótesis eran innumerables, pues cualquier explicación que pudiera ser lógica y calzara con la desaparición de la pequeña, podría ser válida. Sin embargo, ninguna de ellas podía seguirse pues por más que intentaban indagar se encontraban en un callejón sin salida que no auguraba muy buen futuro para el caso.

La desesperanza inundó el hogar de los Picard. Habiendo pasado varias semanas ya, la confianza en poder encontrarla iba marchitándose y cada vez resultaba más efímera la ilusión por volver a ver a su pequeña. Pero todo cambió cuando recibieron noticias desde una localidad a casi 500 kilómetros de donde se encontraba la familia Picard.

 

LA PRIMERA APARICIÓN DE PAULINE PICARD

Una niña que encajaba con la descripción de Pauline había sido encontrada deambulando sola en Cherburgo, una localidad de la costa del Canal de la Mancha a 400 kilómetros por carretera del lugar en el que había desaparecido la pequeña. Un oficial de policía la encontró, haciendo llegar una fotografía a la familia Picard.

Pauline Picard
Pauline Picard

La madre, al ver la imagen, rompió a llorar al reconocer a la pequeña. Se subieron al tren y fueron a recogerla al orfanato donde la estaban cuidando.

De camino a casa se dieron cuenta de que la niña no parecía reconocer a sus padres ni la forma en la que ellos hablaban, pero lo atribuyeron al shock y trauma vivido esas semanas de desaparición. Sus hermanos y vecinos también la reconocieron. Ella no, como tampoco parecía reconocer la granja, ni siquiera parecía entender el dialecto bretón.

El misterio de cómo un niño pequeño podría encontrarse a varios cientos de kilómetros de su casa fue dejado de lado tras el alivio de su regreso sano y salvo. De hecho, periódicos de Francia e incluso hasta el New York Times informaron del extraño, pero milagroso regreso de la niña desaparecida.

La situación parecía mejorar en las semanas siguientes, cuando el caso dio un nuevo giro.

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EL CUERPO, LA ROPA Y LA CALAVERA

Todo comenzó cuando un vecino, Yves Martín, se acercó a ellos un día para preguntar si era verdad que Pauline había reaparecido. Cuando contestaron que sí, él tuvo una extraña reacción: “Que Dios me ayude, soy culpable“, dijo para luego huir apresuradamente.

La pregunta alarmó a los padres, por lo que decidieron llamar a la policía y Martín acabó en un hospital psiquiátrico, nunca se supo más noticias de él, ni si estuvo envuelto en la desaparición de Pauline.

Pero el segundo giro llegó el 27 de mayo, cuando un ciclista encontró un pequeño cuerpo desnudo en avanzado estado de descomposición al que le faltaba la cabeza, las manos y los pies. A su lado, perfectamente dobladas, indicando que el cuerpo no se abandonó a su suerte, sino que era todo premeditado, había unas prendas que coincidían con las que llevaba Pauline el día que desapareció.

Unos pocos metros más allá, encontraron una calavera que los expertos consideraron demasiado grande para pertenecer al cuerpo.

Era el cuerpo de una niña, sin cabeza, junto a la cabeza de un hombre anónimo decapitado, al que nunca le encontraron el resto del cuerpo. El cuerpo se hallaba parcialmente devorado por los animales de la zona y el rostro resultaba irreconocible.

Para añadir un mayor misterio, el cuerpo apareció en un lugar donde los investigadores habían realizado varias batidas, y por el que muchos vecinos habían pasado en los días anteriores sin ver nada raro.

MISTERIOS SIN RESOLVER

Esas evidencias abrieron a querer tener más información acerca del caso, pero no lograron tener algo claro, el cuerpo de aquella niña no logró relacionarse con el de Pauline. Tampoco encontraron los restos de aquel hombre que estaba cerca del pequeño cuerpo, ni saber sobre su verdadera identidad.

Aquella niña que fue confundida con Pauline fue llevada bajo el nombre de Marie-Louise al orfanato. Aquella familia tenía más claro el asunto de que esa niña no era su hija, había sido un gran error.

Los padres de Pauline fallecieron sin tener alguna respuesta de la desaparición de su hija, y estos están enterrados junto con aquel cuerpo que fue encontrado, la intuición de madre y padre les dijo que realmente esa era su hija. La fecha del fallecimiento de aquella pequeña se dató el mismo día en la que Pauline desapareció.