Psicólogo especializado en terapia clínica brinda orientación sobre cómo afrontar la pérdida de tu querida mascota de cuatro patas
Quienes han atravesado la experiencia de perder a su amada mascota comprenden el profundo dolor que conlleva su partida, aunque a veces optan por no expresarlo ante los demás por el temor de ser juzgados por sentir tanta tristeza “si solamente es un animal”.
Carlos Wertheman Herrera, un fotógrafo, se sintió devastado en la mañana del 19 de mayo cuando su perro de raza Shar Pei, Feng, dejó de existir para convertirse en una estrella en el firmamento. Si bien era consciente de la grave enfermedad de su leal amigo de 14 años y sabía que su partida era inminente, admitió que uno nunca está preparado para despedirse de alguien a quien ama.
Carlos experimentó un profundo vacío y desesperación que intentó ocultar, ya que no hacía diferencia entre si se trataba de un ser humano o un perro. El proceso de duelo comenzó cuando se dio cuenta de que Feng nunca regresaría. A día de hoy, sigue extrañándolo y sintiendo su pérdida. Reconoce que algunas personas superan rápidamente este tipo de pérdida, mientras que otras necesitan más tiempo, y él no sabe en qué categoría se encuentra.
¿Puede la pérdida de una mascota realmente impactar emocionalmente a su cuidador?
El psicólogo Walter Pequeño Salas, quien llevó a cabo un estudio sobre el proceso de duelo ante la pérdida de una mascota como parte de su investigación en la Universidad Católica, sostiene que sí es posible.
Según Pequeño Salas, las personas desarrollan fuertes lazos emocionales con sus mascotas debido a la convivencia. En general, las personas pasan más tiempo con sus mascotas que con sus amigos o incluso sus propias familias. Cuidan de ellas y comparten tanto los momentos buenos como los malos de la vida. A medida que este vínculo se profundiza, el duelo que experimentan cuando la mascota fallece puede ser más intenso.
A pesar de esto, la mayoría de las personas todavía no comprende la tristeza e incluso la depresión que pueden sentir aquellos que pierden a sus perros, gatos u otras mascotas. Incluso los propios dueños pueden no reconocer que, tal vez, la pérdida de una mascota puede ser tan dolorosa, o incluso más, que la pérdida de un ser querido.
¿Qué tipo de relaciones se establecen con las mascotas?
Según el psicólogo clínico, las personas desarrollan una variedad de conexiones emocionales con sus mascotas. Algunos sienten que sus mascotas son como hijos, mientras que otros las consideran más como hermanos o incluso el gran amor de sus vidas. Estas relaciones trascienden lo que normalmente se espera en una relación familiar y, por lo tanto, son extremadamente intensas.
Además, es importante destacar que los perros y gatos tienen una sorprendente capacidad para comprender el lenguaje humano y expresar su afecto de maneras concretas. Las personas que cuidan de mascotas a menudo buscan en ellas una fuente de validación y comprensión emocional.
El psicólogo también subraya que las mascotas responden al habla humana, entienden los matices del tono de voz y prestan atención, algo que a veces puede ser escaso en las interacciones con otras personas, donde a menudo las conversaciones se ven interrumpidas por aquellos que solo esperan su turno para hablar. En este sentido, el vínculo que se establece con una mascota es genuinamente singular.
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¿Cómo enfrentar la pérdida de una mascota?
Según Pequeño Salas, cuando una mascota fallece, ya sea de manera anticipada o inesperada, es aconsejable que la persona permita que su dolor se manifieste libremente en lugar de reprimirlo, ya que la represión solo retrasará el proceso de duelo. Propone seguir los siguientes pasos:
1. Reconocer la realidad de la pérdida, aceptar que la mascota ha fallecido y que no volverá.
2. Reconocer y aceptar los sentimientos que surgen a raíz de la pérdida, como la tristeza, la ira, la frustración y la culpa. Es fundamental validar y expresar estos sentimientos. Pequeño Salas aconseja que, si sientes la necesidad de llorar, gritar o retirarte a un lugar privado, debes hacerlo, incluso si la sociedad no comprende completamente tu duelo debido a que se trata de una mascota.
3. Adaptarse gradualmente al entorno que compartiste con la mascota y aceptar que ya no estará presente. Esta fase puede ser desafiante, pero es esencial.
4. Colocar emocionalmente a la mascota fallecida en un lugar adecuado en tu vida emocional y seguir adelante. Esto implica recordar a la mascota sin que su memoria impida que continúes con tus actividades cotidianas. Esta etapa puede ser la más compleja y difícil de todas.