Factores que podrían propiciar el vértigo

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Vértigo
Vértigo

Se conoce como vértigo a la sensación subjetiva de movimiento, de giro del entorno o de uno mismo o de precipitación al vacío sin que exista realmente. Se acompaña normalmente de náuseas, pérdida del equilibrio (mareo) y sensación de desmayo inminente.

El vértigo se relaciona casi siempre con una alteración del sistema vestibular, que se halla dentro del oído interno y coordina el mantenimiento del equilibrio así como nuestra postura. El vértigo puede ser momentáneo o durar horas o incluso días.

Este trastorno puede afectar a cualquiera. Las edades más frecuentes de aparición son entre los 40-50 años y a partir de los 70 años.

Causas

Las causas del vértigo son variadas. Sin embargo, la más frecuente se origina en el oído interno, que llega a ser causante del aproximadamente el 80% de los vértigos rotatorios.

Otros factores que podrían propiciar la aparición son:

  • Movimientos bruscos: Los vaivenes ante movimientos súbitos, como por ejemplo, los que se producen en barcos o atracciones de feria, pueden provocar mareos o cinetosis.
  • La enfermedad de Ménière: este trastorno de causa desconocida produce crisis de vértigo repentinas y episódicas y suele ir acompañada de tinnitus (zumbidos), pérdida de la audición y náuseas.
  • Acúmulo de cerumen en el oído.
  • La toma de algunos medicamentos.
  •  El consumo excesivo de alcohol.
  • Tener la tensión arterial descontrolada.
  • Ante traumatismos y tumores.
  • Trastornos neurológicos: como la esclerosis múltiple, fracturas de cráneo, tumores que se desarrollan en la base del cerebro o cerca de éste o ictus.

Dependiendo de la edad, las causas principales por las que aparece el vértigo cambian. En los niños suelen aparecer por cinetosis. En los adolescentes a esta causa se suma el consumo de alcohol y los traumatismos. En los jóvenes aparece principalmente por traumatismos y esclerosis múltiple. En los adultos por accidentes, enfermedad de Ménière y tumores, y en los ancianos por movimientos bruscos, por trastornos vasculares cerebrales, por tumores y por un mal control de la tensión arterial.

Síntomas

Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la sensación de que el cuarto en el que está el paciente y los objetos se mueven y están girando, o que el propio cuerpo está en movimiento. Eso puede ir acompañado de inestabilidad, náuseas, vómitos, sudoración y palidez.

Otros síntomas que pueden aparecer incluyen:

  • Pérdida de audición (hipocausia).
  • Ruidos en uno de los dos oídos (acufeno o tinnitus).
  • Sensación de taponamiento de los oídos.

Algunos menos frecuentes son:

  • Caídas bruscas o síncopes.
  • Intolerancia al ruido.
  • Mareo crónico en espacios abiertos con mucho estímulo visual, como centros comerciales.

Prevención

Según Jesús Díez Manglano, vicepresidente primero de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), algunos tipos de vértigos sí se pueden prevenir.

“Las personas que hayan sufrido vértigos posicionales previos deben evitar los movimientos y giros bruscos de la cabeza y subir a atracciones de feria. Es aconsejable que los pacientes hipertensos tengan un buen control de su tensión arterial”, añade.

Tipos

El vértigo se puede clasificar en periférico y central:

Vertigo periférico

El vértigo periférico se produce por lesiones en el oído interno y el aparato y nervio vestibular.

Suele aparecer de forma brusca y con síntomas muy intensos. Se caracteriza por trastornos de la audición, náuseas, vómitos y sudoración.

Vértigo central

El vértigo central se produce por lesiones en el sistema nervioso a nivel cerebral.

Suele ser de aparición más lenta, con síntomas más leves y se caracteriza por dolor de cabeza, visión doble, inestabilidad y trastornos del movimiento.

“El vértigo más frecuente es el llamado vértigo posicional benigno”, señala el portavoz de la SEMI. “Se produce porque tras un movimiento brusco, que a veces puede pasar inadvertido, los otolitos (que son pequeñas concreciones de calcio) presentes en el órgano vestibular cambian de posición.”.

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Diagnóstico

El primer paso es determinar la naturaleza del problema y su causa. Para ello, el médico le hará una serie de preguntas al paciente para conocer los detalles del cuadro clínico que éste padece.

A continuación, el especialista procederá a realizar una exploración otorrinolaringológica, que abarca oído, fosas nasales, nasofaringe, cavidad oral y laringe.

En ocasiones pueden requerirse una tomografía computarizada o una resonancia magnética de la cabeza, que mostrarían, en caso de haberlas, alteraciones óseas o tumores en el nervio facial o del acústico.

En caso de que su médico sospeche una infección meningea le realizará una punción lumbar y si quiere confirmar una insuficiencia en el riego sanguíneo, pedirá una angiografía.

Tratamientos

La primera medida cuando se tiene vértigo es reposar con los ojos cerrados y con el mínimo ruido ambiental.

El tratamiento definitivo dependerá del tipo de vértigo, por lo que es importante consultar con el médico de familia para que lo paute o derive al paciente al internista, al otorrinolaringólogo, al neurólogo o a otro especialista diferente.

El vértigo posicional benigno se trata con unas maniobras de movilización de la cabeza para llevar los otolitos a su lugar habitual. En el vértigo de Ménière es recomendable seguir una dieta sin sal y en ocasiones es necesario el uso de diuréticos.

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