¿Cómo saber si estoy en un trabajo tóxico?

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Trabajo tóxico
Trabajo tóxico

Las personas pasamos muchas horas en el trabajo, por lo que esta actividad ocupa una gran parte de nuestras vidas. Ser feliz en el trabajo mejora nuestra autoestima e influye positivamente en nuestra satisfacción vital.

Sin embargo, muchas veces, podemos vivir un trabajo tóxico, un trabajo que no nos llena, en el que los trabajadores nos hacen la vida imposible o en el que las condiciones que nos impone la empresa nos terminan por quemar o fundir. Así pues, detectar las características de los trabajos tóxicos e identificarlos como tales será muy importante para velar por nuestro bienestar físico y emocional.

SEÑALES

Los empleados no se sienten integrados en la compañía:

El compromiso de un profesional con la organización es uno de los principales parámetros que denotan la satisfacción laboral. Por ello, cuando los trabajadores no se sienten parte de la empresa y rechazan los valores, políticas o funcionamiento de la misma, pensando incluso en abandonarla, es un indicio de que estamos ante trabajos tóxicos.

El trabajo absorbe la vida personal del capital humano:

Paradójicamente, un exceso de compromiso laboral tampoco representa una situación saludable. Es decir, si el empleo está acaparando todo el tiempo de los empleados, eliminando su vida personal, estaremos también ante un caso de toxicidad en el trabajo.

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Los profesionales se muestran confundidos respecto a su rol en el trabajo:

Sufrir conflictos de rol y sentirse desconcertados sobre cuáles son sus funciones dentro de la empresa es otra señal de los trabajos tóxicos.

Se ofrecen pobres condiciones laborales:

El exceso de trabajo, los salarios extremadamente bajos, la precariedad en los contratos, etc. son también elementos que conforman los trabajos tóxicos. Es posible que los empleados hayan aceptado esas condiciones debido a su situación personal, pero estas circunstancias generan una sensación de presión, estrés y desmotivación que conlleva síntomas perjudiciales para cualquier profesional a nivel personal y laboral.

Consideran que la organización es disfuncional:

Obviamente, cualquier empresa puede mejorar sus procesos y métodos, pero si la opinión generalizada es que el funcionamiento de la compañía es caótico, es posible que también estemos ante trabajos tóxicos. Considerar las reuniones como una pérdida de tiempo, que los proyectos no llegan a buen puerto o que la metodología es engorrosa e ineficaz son algunos reflejos de esta circunstancia.

Si el trabajo altera la idea de normalidad en las personas:

Si percibimos que los valores y principios de los empleados empiezan a cambiar, influenciados por las prácticas que se llevan a cabo en la organización, debemos plantearnos si estamos ante un trabajo tóxico.

La plantilla se muestra desmotivada:

Otro de los elementos que mejor evidencian que estamos ante trabajos tóxicos viene expuesto por el hecho de que los trabajadores se sienten completamente desmotivados con lo que hacen y creen que acudir a su puesto cada día supone un suplicio.

Mala comunicación

Mala comunicación organizacional:

La fluidez de la comunicación dentro de una empresa es imprescindible para generar un buen ambiente laboral y potenciar el desempeño. Sin embargo, cuando la compañía adolece de esta comunicación se propicia la aparición de estrés e insatisfacción entre los empleados.

Malas relaciones con los compañeros de trabajo:

Junto al jefe, los vínculos entre los compañeros de trabajo también pueden enturbiar el ambiente laboral y convertirlo en un caso de trabajos tóxicos. Pues, cuando las relaciones no son positivas, estos datos se invierten, provocando una caída de la felicidad y el desempeño, aumentando los conflictos internos y los índices de estrés de la plantilla.

Existe un ambiente laboral negativo:

El propio ambiente laboral puede reflejar una situación tóxica. Continuos cotilleos entre empleados, disputas internas, falta de compañerismo, constantes malentendidos o favoritismo son algunas características de los trabajos tóxicos.

No existe conexión entre el jefe y los subordinados:

Las malas relaciones personales entre superiores y empleados es uno de los principales factores que generan situaciones tóxicas dentro de la empresa.

Casos de mobbing:

Cuando estas relaciones personales desembocan en casos de mobbing, es decir, acoso psicológico dentro de la empresa, estamos ante un claro ejemplo de trabajos tóxicos.

Advertencias continuas sobre “lo afortunados que son los profesionales por el empleo”:

Una mala señal es cuando el superior insiste en lo contentos que deben sentirse los empleados por tener trabajo, pues no es más que una advertencia para que se mantengan en esa zona de confort, y refleja un comportamiento excesivamente controlador respecto al capital humano.

No hay posibilidades de crecimiento:

El desarrollo profesional es uno de los puntos que más valoran los trabajadores respecto de sus empresas, de modo que, si la organización no ofrece opciones de crecimiento, es probable que se generen situaciones de toxicidad.

Alto índices de estrés y burnout:

Una de las consecuencias de trabajar en ambientes tóxicos es la aparición de niveles de estrés excesivos que causan el llamado síndrome de burnout de los empleados.