Entre los posibles síntomas de una elevación de la glucosa se encuentran los siguientes:
– Mucha sed (polidipsia).
– Sensación de mucha hambre (polifagia).
– Necesidad de orinar continuamente, incluso de noche (poliuria).
– Pérdida de peso, a pesar de comer mucho.
– Cansancio.
– Visión borrosa.
– Hormigueo o entumecimiento de manos y pies.
– Infecciones fúngicas en la piel recurrentes.
Si la glucosa sube despacio, de forma progresiva (en general, en la diabetes tipo 2), pueden pasar años hasta que comiencen los síntomas, y por ello la enfermedad puede pasar inadvertida.