Apiterapia: con efectos antibacterianos, antiinflamatorios y analgésicos

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apiterapia
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La apiterapia es una terapia alternativa basada en elementos provenientes de las colmenas de las abejas para prevenir y curar diversas enfermedades. Se utilizan elementos como: miel, jalea real, pan de abeja, cera, propóleos, veneno de abeja, larvas de zángano, abejas enteras, aire de la colmena o el polen.

Contenido de la apitoxina que emanan las abejas tiene grandes beneficios para la salud

A estos componentes, así como a componentes del veneno de las abejas, se les atribuyen propiedades para acelera la cura de enfermedades estimulando las defensas del organismo y mejorando a su vez el estado de ánimo. Sin embargo, no existen suficientes evidencias científicas que avalen estos beneficios y algunas aplicaciones, como la inyección del veneno a través de acupuntura o del propio aguijón del insecto, pueden resultar peligrosas.

Abeja
Abeja

BENEFICIOS

La apiterapia basada en la administración de apitoxina debe ser aplicada por un profesional, puesto que se trata del veneno producido por la abeja y, si no se emplea correctamente, puede ser muy peligroso para la salud.

Los defensores de la apiterapia señalan que el contenido de la apitoxina tiene grandes beneficios para la salud, y a pesar de que hacen falta más estudios científicos, entre las propiedades que se le atribuyen a esta terapia natural destacan:

  • Los componentes del veneno de abeja (principalmente melitina, aunque también otros péptidos y proteínas) tienen efectos antibacterianos, antifúngicos, antiinflamatorios, analgésicos, euforizantes y hasta antitumorales.
  • Se trata de un producto natural y, por lo tanto, se evitan las sustancias químicas presentes en otros tratamientos y sus posibles efectos colaterales.
  • La apiterapia también puede ayudar a personas con problemas de hipertensión, y contribuye a mejorar el metabolismo y a eliminar toxinas y edemas.
  • Favorece el sistema cardiovascular, ya que la apitoxina es anticoagulante y disminuye el ritmo cardíaco.
  • Combate el dolor. Precisamente una de las aplicaciones más importantes de la apiterapia es la de aliviar a los pacientes que sufren enfermedades acompañadas de dolores crónicos o puntuales, gracias a que es un analgésico muy poderoso. Por este motivo, se suele administrar a pacientes con dolores osteomusculares y articulares.
  • Está indicada para tratar problemas relacionados con el estrés o la ansiedad.

CONTRAINDICACIONES

La apiterapia con apitoxina no está indicada para todo el mundo y, por ejemplo, las mujeres embarazadas deben esperar a dar a luz antes de someterse a este tipo de tratamiento, para evitar complicaciones en el feto.

Asimismo, las personas que sufren enfermedades infecciosas o de transmisión sexual, cardiopatías, cáncer, u otras enfermedades crónicas, no pueden someterse al pinchazo de veneno de abeja. Como siempre, lo ideal es consultar con el médico especialista el deseo de realizar apiterapia, y que sea él quien valore si es recomendable o no.

SESIONES

Cada sesión de apiterapia es distinta, ya que es un tratamiento que se personaliza de acuerdo a los problemas y objetivos de la persona que la va a recibir. Sin embargo, hay unas pautas generalizadas que la mayoría de los pacientes siguen en sus tratamientos.

El primer punto es asegurarse de que el candidato no tiene alergia al veneno de las abejas, por lo que necesitará contar con una prueba médica, un test de alergias, que confirme que el paciente es apto. Por lo tanto, es recomendable acudir previamente al alergólogo y comentarle el deseo de introducirse en el mundo de la apiterapia.

Es más, muchos centros que aplican apiterapia tienen acuerdos con clínicas que realizan la prueba de la alergia específica para el veneno de la abeja; para ello, se realiza un análisis de sangre (no es necesario estar en ayunas) y se entregan los resultados en menos de una semana. Este paso es fundamental, ya que las personas alérgicas a la apitoxina pueden llegar a sufrir un choque anafiláctico que puede desencadenar incluso la muerte.

Tras el paso anterior, el profesional realizará una nueva prueba indirecta para tener una segunda confirmación de que no hay problemas en administrar este tratamiento.

La primera sesión de apiterapia será informativa, y mientras se espera el resultado de las pruebas alérgicas, el profesional indicará al paciente que tome otros productos elaborados por las abejas (propóleo, miel o jalea real) para potenciar el tratamiento posterior con la apitoxina. También es posible que el especialista aconseje tomar suplementos vitamínicos, fundamentalmente vitamina C.

Con los datos del estudio inicial el especialista valorará dónde y a qué dosis hay que aplicar el veneno de abeja, aunque hay ciertos profesionales que no consideran que la zona de administración sea importante, ya que será el organismo el que se encargará de transportarlo hacia donde sea necesario. Una vez que se tiene claro dónde aplicar la apitoxina, el experto cogerá una abeja con unas pinzas especiales y la acercará hasta el lugar elegido para que ella pique al paciente.

Aunque no es agradable, el dolor provocado por la picadura controlada de una abeja es muy asumible (aunque dependerá del umbral de dolor de cada persona), y la molestia no dura más de un minuto.

Además, hay que tener en cuenta que es posible que aparezca posteriormente hinchazón, edema, o algo de dolor tras el picotazo de la abeja; en principio, no hay que preocuparse por estos efectos secundarios porque son totalmente normales y el especialista los controlará en las siguientes sesiones.

Normalmente se empieza con una sola abeja –algunos especialistas prefieren inyectar la apitoxina ellos mismos sin recurrir a abejas vivas– y en sesiones semanales, para ir aumentando poco a poco la dosis si es necesario, y espaciando en el tiempo las sesiones. Dependiendo de la dolencia a tratar y de la tolerancia del paciente, se puede notar mejoría incluso a partir de las 2-3 primeras sesiones, cuyo precio individual suele estar a partir de los 40 euros.

 

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