El songbun tiene sus raíces en la Corea del siglo XX, de una sociedad feudal
¿Qué conexión puede haber entre el trabajo de tus ancestros y tu destino en la vida? En la Corea del Norte contemporánea, esa relación es determinante. Aquí, la vida de un individuo está moldeada por el songbun, un sistema de clasificación social que define su “lealtad” al régimen de los Kim y rige todos los aspectos de su existencia.
El término “songbun”, que significa origen o ingrediente en coreano, forma parte de la expresión “chulsin songbun”, que se traduce como “origen familiar”. Este sistema condiciona desde el lugar de nacimiento hasta el acceso a servicios básicos como comida y medicinas, pasando por oportunidades educativas y laborales.
Según Yeonmi Park, activista y autora, el songbun es una evaluación basada en los méritos o faltas de los antepasados y familiares de cada individuo. Aunque el gobierno norcoreano niega su existencia, numerosos testimonios y evidencias respaldan la realidad de este sistema de clasificación social.
El songbun tiene sus raíces en la Corea del siglo XX, donde una sociedad feudal confucianista con cuatro estamentos marcaba profundamente las jerarquías. Con la llegada del comunismo y el establecimiento del régimen de los Kim, este sistema se transformó en una herramienta de control social.
El songbun clasifica a los ciudadanos en tres grandes estamentos: los haeksim, considerados leales al régimen y disfrutando de privilegios; los choktae, marcados como “hostiles” y enfrentando discriminación y dificultades; y los dongyo, en una posición intermedia y con oportunidades limitadas.
También te podría interesar leer:
Los haeksim, la élite privilegiada, tienen acceso a educación superior, trabajos bien remunerados y servicios de calidad, especialmente en la capital, Pyongyang. Por otro lado, los choktae enfrentan condiciones desfavorables, relegados a trabajos duros y comunidades remotas.
El songbun es un tema omnipresente en la vida cotidiana de los norcoreanos, ya que determina sus interacciones sociales, educativas y laborales. Incluso influye en decisiones tan íntimas como el matrimonio, donde el nivel de songbun de ambas partes es crucial.
Aunque algunos individuos han acumulado riqueza mediante actividades comerciales, cambiar su songbun es prácticamente imposible, ya que está arraigado en los registros familiares y sociales.
En última instancia, el songbun sirve al régimen de los Kim como una herramienta de control social, eliminando cualquier atisbo de disidencia y fortaleciendo la idea de responsabilidad colectiva sobre la individualidad.
En un país donde el pasado de uno determina su futuro, el songbun es más que un sistema de clasificación social: es el tejido mismo de la sociedad norcoreana, donde la “lealtad” al régimen es la moneda de cambio para una vida digna.