Por Eduardo Toledo Alva
En el Perú, la mentira se ha convertido en el deporte preferido de la gran mayoría, especialmente de los políticos, a quienes a diario se les va descubriendo cada una de las falsedades. “Yo no recibí”, “que me rebusquen”, “que me vuelvan a investigar”, “mi conciencia está tranquila”, son algunas de las frases que repiten a cada momento y que hemos escuchado decir al ex Premier César Villanueva, entre otros
Es que saben que una mentira repetida adecuadamente mil veces tiende a convertirse en una verdad sino se descubre antes. El tema es que se miente desde el hogar y esas son
“mentiras blancas”, pero conforme vamos creciendo ya nos acostumbramos a eso. Entonces cuando alguien llega al poder, ya sabe mentir. Ese es el problema.
Mucho más grave el tema cuando se usa la mentira para hacerse millonario a través de la corrupción. Basta ver a todos los que están desfilando ante la fiscalía. Grandes mentirosos,
pero no los castigan por eso, sino por corruptos.
Amigos, es hora de cambiar y hacer de la verdad un hábito de vida para enseñar a nuestros hijos los verdaderos valores que más tarde guíen sus actividades. La mentira en Estados Unidos y otros países del mundo se sanciona con pena de cárcel.
Es que la verdad se premia y eso es lo que valoran los jueces. Es que tienen en cuenta que la violencia sólo puede ser disimulada por una mentira y la mentira sólo puede ser mantenida por la violencia.
Y también se tiene en cuenta que la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Cambiemos por bien del país.