El líder opositor ruso, Alexei Navalny, falleció en prisión, desatando conmoción y especulaciones sobre las circunstancias de su muerte.
Conocido como el crítico más destacado del presidente Vladimir Putin, Navalny cumplía una condena de 19 años, en un contexto que opositores consideraban políticamente motivado.
El servicio penitenciario ruso informó que Navalny se sintió mal tras un paseo y perdió la conciencia, siendo infructuosos los intentos de reanimación. Las causas de su muerte están siendo determinadas, generando incertidumbre y reacciones diversas.
La portavoz de Navalny, Kira Yarmysh, señaló que el equipo no había recibido información sobre la muerte, mientras la esposa del opositor, Yulia Navalnaya, expresó su escepticismo ante la noticia proveniente de fuentes estatales rusas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, responsabilizó a Putin de la muerte de Navalny, desatando tensiones diplomáticas. El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, rechazó cualquier implicación del Kremlin y calificó la reacción occidental como «histérica».
La ONU solicitó una investigación independiente sobre el suceso, buscando esclarecer los hechos que rodearon la muerte del líder opositor. Navalny, encarcelado desde 2021, fue trasladado a una colonia penal en Siberia el año pasado, donde enfrentó cargos políticos que resultaron en una condena de 19 años.
Su historia incluyó un envenenamiento en 2020, atribuido a la exposición a un agente nervioso, y una recuperación en Alemania antes de ser arrestado al regresar a Rusia en 2021. La muerte de Navalny marca el fin de una figura destacada en la lucha contra la corrupción en Rusia, dejando incógnitas sobre su legado y las circunstancias de su trágico final.
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