El reconocido pastor surcoreano Chun Ki-won, una vez elogiado como el «Schindler de Asia» por rescatar a cientos de norcoreanos.
Chun ahora enfrenta una condena de cinco años de cárcel por abuso sexual de adolescentes desertores en su internado en Seúl. Este giro impactante en la historia de Chun, de 67 años, revela una realidad oscura detrás de la fachada de héroe.
Durante décadas, Chun fue considerado un salvador, operando un «ferrocarril subterráneo» para aquellos que huían del régimen norcoreano. Sin embargo, el miércoles, un tribunal dictaminó que los testimonios de las víctimas eran irrefutables, con el juez destacando que Chun cometió sus crímenes desde una «posición de influencia absoluta».
El fundador de la destacada ONG Durihana fue hallado culpable de abusar sexualmente de seis adolescentes norcoreanos en la escuela alternativa que estableció. Aunque Chun negó las acusaciones, el tribunal consideró las declaraciones de las víctimas como consistentes y basadas en experiencias de primera mano.
La noticia ha estremecido a Corea del Sur, donde Chun fue ampliamente cubierto por los medios. Su arresto y condena contrastan drásticamente con la imagen previamente construida de un héroe humanitario que ayudó a más de 1.000 norcoreanos a escapar del opresivo régimen de la familia Kim durante 25 años.
La labor de Chun, que incluyó la fundación de una escuela para los hijos de desertores norcoreanos, fue elogiada internacionalmente y comparada con Oskar Schindler, el empresario alemán que rescató judíos durante el Holocausto. Sin embargo, este reciente desarrollo revela una cara oculta, recordándonos la complejidad de las personas y las historias.
En las imágenes televisivas, Chun, ahora arrestado, aparece con el pelo canoso y atuendo blanco, escoltado por guardias. La impactante caída de un personaje antes venerado pone de manifiesto la importancia de cuestionar las narrativas y examinar más allá de las apariencias.
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