Jeffrey Dahmer: el asesino serial más aterrador que se comía a sus víctimas

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Jeffrey Dahmer
Jeffrey Dahmer

Actualmente existe una película en nuestro país que viene causando impacto debido a la crueldad de este asesino en serie. Sin embargo, la historia que allí se cuenta es totalmente real, ocurrió en los años 80 en EE.UU. y aquí se la contamos.

Desde pequeño tenía la mente enferma y estaba obsesionado con los descuartizamientos

A simple vista, Jeffrey Dahmer se veía como un hombre cualquiera y parecía llevar una vida normal en un vecindario común y corriente, pero, a puerta cerrada.

Dahmer era un monstruo, un asesino serial violento que llegó a matar a 17 hombres adolescentes, aprovechando su capacidad para salirse con la suya, acercándose a sus víctimas sin que estas sospecharan que estaban en peligro.

Jeffrey Dahmer llegó a ser conocido como “El Caníbal de Milwaukee” y sus crímenes pasaron a la historia como algunos de los más perturbadores cometidos por un asesino serial en Estados Unidos.

La peor parte, es que pudo haber sido detenido a tiempo, si la policía no se hubiera dejado llevar por su apariencia.

DAHMER NO LLEGÓ AL MUNDO SIENDO UN ASESINO

Su madre, quien pidió que el cerebro de Dahmer fuera estudiado tras su muerte, se medicó durante el embarazo con Jeffrey y cuando éste nació debió ser inmovilizado debido a problemas con la cadera y sus piernas.

A los cuatro años, fue sometido a una cirugía por una doble hernia en el escroto, aunque Dahmer tenía la creencia de que le habían cortado los genitales, por lo que se volvió tímido y retraído.

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Una de las cuestiones que más llamó la atención de las autoridades policiales y los médicos que trataron a Dahmer es que, a diferencia de la mayoría de los asesinos seriales, el hombre no transitó una infancia traumática de abusos y maltratos.

Su padre dijo en una ocasión, según All That’s Interesting, que Jeffrey estaba “extrañamente fascinado” por el sonido que hacen los huesos al chocar.

EL DESPERTAR DE UN ASESINO SERIAL

En la secundaria, Dahmer era algo extraño e inadaptado y, según los reportes, solía romper las reglas, molestar a sus compañeros, además de comportarse de forma alarmante.

No tenía muchas reglas o supervisión, pues manipuló a un adolescente de 18 años, llamado Steven Mark Hicks, y lo llevó a casa con el pretexto de invitarlo a tomar algo antes de ir a un concierto.

Después de unas horas, Hicks intentó irse, pero Dahmer lo tomó como un rechazo, se enfureció, lo golpeó en la cabeza y lo estranguló hasta matarlo, para después desmembrar su cuerpo y disolverlo en ácido.

Ese fue el primero de muchos crímenes que Dahmer pudo ocultar gracias a que nadie lo percibía como una amenaza, incluso pudo ir a la universidad durante ese tiempo y, de acuerdo con All Thats Interesting, sirvió como un médico de combate en el ejército.

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EL ALCOHOLISMO

Hasta que su alcoholismo se convirtió en un problema, razón por la que fue dado de baja honorablemente. En 1981, Dahmer se mudó con su abuela a una casa en las afueras de Milwaukee.

Allí tuvo sus primeros encuentros sexuales con otros hombres, se dedicó a frecuentar bares gays y estuvo desempleado por largos períodos, en parte por su adicción a la bebida. Su abuela lo echó de la casa, por lo que se mudó a un suburbio de Milwaukee.

Durante los siguientes dos años, El Canibal de Milwaukee acumuló 17 víctimas (y guardó algunos de sus cráneos y trofeos como recuerdo). Además, se sospechaba que tenía un ritual el cual consistía en consumir partes de sus víctimas.

Jeffrey realizó varios experimentos con sus víctimas con el objetivo de convertirlos en “zombies” que cumplieran con su voluntad, como perforar agujeros en su cráneo e inyectar ácido clorhídrico o agua hirviendo en sus cerebros.

Una vez consumado el asesinato, Dahmer desmembraba el cuerpo e intentaba conservar sus partes guardándolas en la nevera o sumergiéndolas en sustancias como soluciones salinas.

En una ocasión, los vecinos de Dahmer llamaron a la policía para reportar que habían visto a un adolescente desnudo y ensangrentado salir corriendo de su casa.

Sin embargo, el asesino les contó que era su novio, así que decidieron no seguir investigando, por lo que no fue detenido ni acusado.

LA ÚLTIMA VÍCTIMA

El 22 de julio de 1991, Dahmer atacó a su última víctima, un hombre de 32 años llamado Tracy Edwards, a quien el monstruo había convencido para tomarle fotos desnudo.

Edwards fue esposado y amenazado, pero logró mantener a Dahmer tranquilo, lo distrajo y logró golpearlo y salir corriendo hasta toparse con la policía.

Más tarde, él los llevó a casa del asesino y ahí fue donde encontraron todas las evidencias que necesitaban para detenerlo de una vez por todas.

EL ARRESTO Y SU MUERTE

Al revisar la vivienda, la policía encontró fotografías de cuerpos desmembrados y mutilados y Dahmer fue arrestado ese día, rápidamente admitió lo que había hecho.

En el juicio se declaró culpable de 15 asesinatos, por lo que le dieron 15 cadenas perpetuas y 70 años extra, que cumplió inicialmente en el Wisconsin’s Columbia Correctional Institution, desde donde dio decenas de entrevistas a la prensa.

Se dice que Dahmer tuvo pensamientos suicidas durante su tiempo en prisión, sin embargo, otro prisionero que había sido condenado por asesinato fue quien lo mató.

Christopher Scarver lo golpeó con una barra de metal en el baño de la prisión hasta dejarlo sin vida, y más tarde dijo que Dahmer no intentó defenderse o pelear.

Scarver luego reveló que pasó 16 años en aislamiento por los asesinatos.