Familiares de los mineros atrapados en México pierden la esperanza de volver a verlos con vida

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Familiares de los mineros atrapados en México
Familiares de los mineros atrapados en México

A poco de cumplirse un mes de la tragedia este próximo sábado, la esperanza de los familiares de los diez mineros atrapados en un pozo de carbón en México se apaga poco a poco. El primer varapalo fue cuando, después de que las galerías donde trabajaban se inundaran el 3 de agosto por el agua de minas cercanas abandonadas en Sabinas.

El gobierno les planteó una estrategia que tomaría 60 días para rescatarlos

En el estado norteño de Coahuila, una nueva inundación echó por tierra el trabajo de casi dos semanas de bombeo de líquido y hubo que volver a empezar. El golpe definitivo para las familias fue cuando las autoridades les comunicaron el pasado jueves que la estrategia a seguir ahora sería la de hacer un tajo a cielo abierto para descender 60 metros y llegar donde están los hombres en la mina de El Pinabete.

¿El mayor problema? Que serán necesarios al menos seis meses para hacerlo, lo que terminó por dinamitar el ánimo de las familias. “De seis a 11 meses de trabajo es mucho, ¿qué nos van a entregar entonces de mi hermano?“, dice Magdalena Montelongo, hermana de Jaime, uno de los mineros atrapados.

Al principio teníamos mucha esperanza. Pero fue pasando el tiempo y cuando vino la otra ola de agua… se va perdiendo. Ahorita, como ya van a hacer esto, se me hace difícil que los veamos con vida“, reconoce resignada la mujer.

En todo este tiempo no ha habido ningún contacto con los mineros, quienes no tenían comida ni agua potable. El gobierno, sin embargo, ha rechazado oficialmente que se les dé por muertos.

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Volvió a la mina para ayudar a sus compañeros

Con 61 años, Jaime Montelongo es el veterano del grupo de los hombres atrapados.

Hijo y padre de mineros, lleva trabajando en ello desde los 14 años y, aunque ya estaba retirado desde el año pasado, decidió regresar a la mina porque “se sentía bien”.

Su hermana Magdalena habla de él intercalando tiempos verbales en presente y pasado, fruto probablemente de la incertidumbre. Recuerda cómo uno de los mineros sobrevivientes le contó que Jaime pudo haber escapado junto a él, pero decidió ayudar a sus compañeros.

Oyeron un fuerte estruendo, y luego otro. Mi hermano empezó a hablar al resto por el radio: ‘¡gente, gente!’, pero no había respuesta. Entonces él le dijo a este compañero que se fuera en el bote y regresó para avisar al grupo“, relata la mujer.

Su colega sobreviviente se subió al bote y, en cuestión de segundos, estaba prácticamente cubierto por toda el agua que llegaba con fuerza. Logró salir, pero de Jaime nunca supo nada más.

No sé, creo que él sentía el deber y la responsabilidad de traerse a los demás compañeros… nunca pensó la magnitud del problema que se venía“, dice su hermana, quien lo define como alguien “muy noble” y bueno. “Los muchachos de la mina decían que sí se enoja, pero que no los regañaba”.

Sobre el nuevo método de rescate elegido, la mujer asegura no estar de acuerdo. Las autoridades, sin embargo, defendieron que esta es la propuesta más sólida y de menor riesgo para los rescatistas según los análisis de especialistas.

“La otra opción es que sigamos bombeando, que saquemos toda el agua de Pinabete, de Conchas Norte, de Mina 6, acuérdense que Pinabete está rodeada de minas, pero esto llevaría 24 meses. El tema es que puede haber un gran riesgo de colapso”, dijo Laura Velázquez, coordinadora de Protección Civil.

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Rechazo e indemnizaciones

Inicialmente, los familiares se negaron a aceptar esta nueva estrategia por todo el tiempo que requerirá. Montelongo no entiende por qué no se optó por esta técnica desde el principio ni por qué las autoridades mexicanas se demoraron dos semanas en pedir asesoría de especialistas extranjeros.

Se dejó pasar mucho tiempo, pienso que en la primera semana los podrían haber rescatado pero hizo falta gente más capacitada para este tipo de situaciones“, opina.

Finalmente, el pasado fin de semana, las esposas de los mineros aceptaron la técnica del tajo a cielo abierto. En la zona se levantará un memorial y el gobierno también les entregará una indemnización “por encima de lo convencional”, según adelantó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aunque no se ha determinado la cantidad.

Para nosotros, nuestro hermano no tiene valor económico. En ese momento dijimos ‘ya no hay nada que hacer más que resignarnos y entregar nuestro hermano a Dios‘. Estamos decepcionados e impotentes, no nos han dejado otra opción”, lamenta Montelongo.

López Obrador, quien insistió en que las tareas de rescate no se detendrán y que “no va a suceder lo de Pasta de Conchos” -en referencia a otra mina en Coahuila donde una explosión de gas en 2006 dejó 65 muertos, de los que 63 cuerpos nunca fueron recuperados-, dijo entender el dolor de las familias.

Este domingo, el mandatario admitió que los familiares no estaban satisfechos al principio con la opción del rescate planteado por el gobierno.

“No aceptaban por el tiempo. Se pusieron muy tristes, es una situación muy difícil, estaban muy alterados y no querían nada, y ya, pues han aceptado”, dijo el presidente, quien se comprometió a “trabajar con mucha rapidez para sacar los cuerpos”.