¿Existe mayor riesgo de contagio COVID-19 al ir de compras, o usar el transporte público?

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Desde el comienzo de la pandemia por COVID-19, los especialistas buscan conocer cuáles son las actividades que más riesgo de contraer la enfermedad conllevan, y cuál es la mejor opción para desarrollarlas de manera segura.

Científicos revisaron hábitos y costumbres ante un eventual contagio

Así, por ejemplo, hay lugares que no se pueden dejar de frecuentar, como el supermercado o la farmacia, y otros que en momentos de brote o mayor riesgo epidemiológico es posible prescindir de concurrir, como un restaurante.

Ahora, un nuevo análisis realizado por el Grupo Asesor Científico para Emergencias del Reino Unido (SAGE) advirtió sobre la conveniencia de adquirir productos online, ya que las personas que hacen una compra semanal en el supermercado tienen más del doble de probabilidades de contraer COVID-19 que las que reciben sus compras en línea.

Para el nuevo estudio oficial, llamado Virus Watch, los especialistas examinaron las actividades diarias de más de 10.000 personas en Inglaterra y Gales entre septiembre y noviembre de 2021.

Así, vieron que ir a las tiendas una vez a la semana aparentemente conllevaba la mayor probabilidad de contraer el virus, con un 2,2% más de riesgo.

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A esto le siguió la práctica de deportes al aire libre, que quienes las realizaron tuvieron 1,36 veces más probabilidades de dar positivo, según el estudio. Sin embargo, los investigadores reconocieron que esto podría deberse en parte a las actividades sociales asociadas a tales eventos, más que a la práctica del deporte en sí.

El riesgo de dar positivo después de ir a un pub varias veces a la semana fue aproximadamente 1,3 veces más alto que en quienes no iban. Y resultó ser lo mismo que tomar el transporte público con frecuencia.

Otras actividades de mayor riesgo incluyen comer en el interior de un restaurante o cafetería, y concurrir de manera presencial al trabajo o al gimnasio.

El análisis, que excluyó las infecciones que se cree que se originaron en el mismo hogar, también encontró que algunas actividades conllevaban muy poco riesgo de dar positivo en la prueba de COVID posteriormente.

En ese sentido, no encontraron un mayor riesgo para quienes asisten al teatro, el cine, un recital, un evento deportivo, van a la peluquería o barbería, salón de manicura u otro tipo de salón de belleza.

Del mismo modo, no encontraron pruebas sólidas acerca de que exista un mayor riesgo por tomar una pinta de cerveza en el jardín de un pub o comer al aire libre en un restaurante.

Asimismo, según observaron los investigadores, si bien el uso frecuente del transporte público conllevaba un aumento promedio del riesgo de contraer COVID-19, 1,2 veces más probable que aquellos que no lo hacían, los diferentes tipos de transporte público tenían diferentes riesgos.

Así, por ejemplo, los usuarios de autobuses tenían 1,3 veces más probabilidades de dar positivo en la prueba para detectar el nuevo coronavirus, seguidos por los usuarios de taxis, entre quienes resultó 1,19 veces más probable contraer la enfermedad y, finalmente, los usuarios de trenes o tranvías terrestres, 1,18 veces más propensos a contraer COVID-19.

Sin embargo, aparentemente no se observó ningún aumento en el riesgo en los usuarios de trenes subterráneos.

Los datos de Virus Watch aún no fueron revisados por pares y los autores del último análisis agregaron que sus hallazgos podrían verse afectados por un número reducido de jóvenes en el grupo de estudio.

Las actividades se basaron en encuestas mensuales que indagaban sobre la frecuencia semanal de determinadas actividades, como las enumeradas.

Basado en estimaciones proporcionadas por 26 expertos internacionales, muestra las diferentes vías que puede tomar el virus que causa COVID-19 cuando se transfiere entre dos personas. Está diseñado para ayudar a ilustrar los riesgos de contraer COVID-19 en diferentes escenarios, y qué se puede hacer para reducir esos riesgos, según la evidencia disponible.

Los especialistas indican que la herramienta debería ayudar a los tomadores de decisiones y al público a tomar elecciones informadas responsablemente, basadas en datos científicos, sobre cómo reducir la transmisión del virus en diferentes contextos, como cómo hacer que un lugar de trabajo o un área pública sea lo más seguro posible sin dejar de ser abierto y funcional.