Células T: Una de las razones de no haberte contagiado

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Células T
Células T

El nuevo coronavirus, en muchos sentidos ha demostrado ser una enfermedad de incertidumbre. Como el caso de muchas otras enfermedades infecciosas, uno de los tantos misterios del COVID-19 es por qué hay personas que entran en contacto con un caso positivo y adquieren la enfermedad, y otras que no la desarrollan.

En una muestra de 68 adultos sanos, que no estuvieron expuestos al COVID-19, el 35% tenía células T en su sangre que fueron reactivas al virus

Como regla general, cuanto mayor es la exposición de una persona a un virus, mayores son las posibilidades de infección y peores los síntomas, hasta cierto punto. Con el coronavirus, la cantidad de partículas, la forma en que se transmiten y el tipo de célula humana con la que se encuentran es probable que sean clave.

Los especialistas aseguran que, en principio, influiría la carga viral del caso índice, qué tan sintomática es esa persona (alguien con tos transmitiría más que alguien sin tos), y a su vez el tiempo y las características de la exposición (no es lo mismo dormir bajo el mismo techo que una persona infectada que cruzarse en la calle).

Sin un tratamiento o fármacos específicos y, sin una vacuna cerca, la única defensa que tiene nuestro organismo frente al nuevo coronavirus es el sistema inmunológico.

De cómo este responda a la infección dependerán en gran medida los resultados: podremos sufrir desde síntomas leves como tos seca, dolor de garganta, cansancio y fiebre, síntomas severos como neumonía y problemas respiratorios agudos, hasta fallo multiorgánico y muerte.

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SISTEMA INMUNOLÓGICO

El sistema inmunológico se define como el conjunto de tejidos y células que protegen al cuerpo de un agente externo que, en muchos casos, suele originar enfermedades.

Y es que, cuando nuestro organismo se enfrenta con un microorganismo capaz de producir enfermedad, como es el caso del coronavirus, el sistema inmunológico responde de dos maneras en paralelo.

  • Respuesta innata: Es la primera que se desarrolla y normalmente es efectiva para eliminar a diferentes tipos de agresores. Esta respuesta aumenta el flujo de sangre hacia la zona infectada, y por eso esta parte del cuerpo se pone roja y caliente por el mismo mecanismo.
  • Respuesta adaptativa: Es la que produce anticuerpos capaces de destruir determinados microorganismos o células infectadas. Esta respuesta puede demorarse en llegar entre cuatro y siete días, por eso la respuesta innata tiene que tratar de mantener la primera línea de batalla, hasta que se desarrolle la respuesta inmune específica.

Es importante mencionar que un rasgo particular de la respuesta adaptativa es que deja memoria. Es decir, recuerda los patógenos con los que tu cuerpo ha entrado en contacto en el pasado, y por ello sabrá cómo combatirlos en el futuro.

Esto quiere decir que, en teoría, si nos contagiamos una vez con COVID-19, no podríamos contagiarnos una segunda.  Pero al ser un virus nuevo, aún no es claro si genera inmunidad y, si lo hace, por cuánto tiempo dura.

En el 80% de los casos la respuesta del sistema inmunológico al coronavirus es efectiva y por eso las personas son asintomáticas o sufren síntomas leves. En el 20% restante no: el virus entra en las células porque el sistema inmunitario no lo pudo bloquear.

Por eso estas células donde se reprodujo el virus se destruyen y mueren de forma no controlada.

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CÉLULAS T

Un estudio publicado en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, descubrió que, en una muestra de 68 adultos sanos en Alemania, que no estuvieron expuestos al COVID-19, el 35% tenía células T en su sangre que fueron reactivas al virus.

Las células T hacen parte del sistema inmune y ayudan a proteger al cuerpo de la infección. La reactividad de las células T sugiere que el sistema inmune podría haber tenido alguna experiencia previa en la lucha contra una infección similar y puede usar ese recuerdo para ayudar a combatir una nueva infección.

Dichas células son defensores selectivos y preprogramados. Cada uno está construido de manera un poco diferente, y viene listo para atacar solo algunos de los miles de patógenos que podrían existir.

Para cualquier virus nuevo, probablemente tengas una célula T en algún lugar que teóricamente podría combatirlo. El cuerpo solo tiene que encontrar y movilizar esa célula.

Cada una de las células tiene un solo tipo de objetivo contra el que está preparado para luchar:

  • La célula mensajera irrumpe con una foto granulada, mostrándola a cada célula T, cuando encuentra una coincidencia, se multiplica muchas veces y se dirige a las vías respiratorias.
  • Algunas células T son killers, que explotan las células respiratorias infectadas en las que se esconden los virus.
  • Otras, las helpers, estimulan el resto del sistema inmunitario, las células T auxiliares activan las células B que producen anticuerpos.

Hablando en términos generales, los anticuerpos eliminan los virus que flotan fuera de nuestras células, mientras que las células T matan a los que ya se han introducido. Las células T hacen demolición; Los anticuerpos hacen la limpieza.

Tanto las células T como los anticuerpos son parte del sistema inmunitario adaptativo.