7 formas de gastar menos en alimentos en tiempos de inflación

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Comer se volvió cada vez más caro. Una familia promedio latinoamericana gasta en comida entre el 25% y el 40% de su presupuesto mensual, de acuerdo a cifras oficiales de cada país. Los sectores más pobres destinan todavía un porcentaje mayor.

América Latina es la región donde es más caro comer de forma saludable en el planeta junto con África, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés). Para poder hacerlo, cada persona necesitaba US$4,25 diarios en 2019, último dato disponible. El monto actualizado será mayor, estima el subdirector general de la FAO y representante para América Latina y el Caribe, Julio Berdegué.

Comer bien y al mismo tiempo gastar menos es todo un desafío. Aquí te presentamos 7 acciones que puedes llevar a cabo para lograrlo.

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  1. Cocinar

Tal vez sea la más obvia, pero es esencial. Comprar comida afuera, en la calle o en un comercio, es muchas veces lo más rápido, pero no lo más conveniente para el bolsillo.

Además, cuando compramos comida hecha no sabemos cuál es la calidad de los ingredientes utilizados, o incluso qué ingredientes se utilizaron para su elaboración. Lo mismo ocurre con la comida prefabricada que venden en el supermercado, productos conocidos como ultraprocesados.

Estos contienen excesos de grasas malas, sodio y azúcares, entre otros componentes, que se añaden para darle mejor sabor pero que no contribuyen a la salud. Cocinar en casa hace que sepamos exactamente qué estamos comiendo y que paguemos menos por ello.

 

  1. Comer lo justo

Un alto porcentaje de las personas come más cantidad de alimentos que la que exige el organismo. Reducir las porciones que nos servimos a las cantidades recomendadas para el funcionamiento humano ayuda al bolsillo y, al mismo tiempo, a sentirnos mejor físicamente.

“Las cantidades que se sirven en muchos de nuestros países son demasiado grandes. La compra en el mercado sube muchísimo y, además, este exceso de comida lleva al sobrepeso”, dice la nutricionista venezolana Ariana Araujo.Una dieta de entre 2.000 y 2.500 kilocalorías es un número adecuado de ingesta diaria.

 

  1. Cambiar de recetas

Sustituir ingredientes o platos completos es una de las formas de abaratar el gasto en comida.

Determinados productos básicos como el aceite, el café, algunas frutas y verduras, la carne de vaca, el pan (y la harina de trigo en general), los huevos y algunas legumbres aumentaron de precio más que la suba promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas en la mayoría de los países latinoamericanos.

Las tortillas de maíz, parte fundamental de la dieta mexicana, le cuestan a los consumidores de ese país 17,7% más ahora que hace un año. La harina de maíz, imprescindible para las arepas, ha subido de precio en toda la región.

Se pueden buscar sustitutos que sean nutricionalmente equivalentes o similares, pero que no se hayan encarecido tanto o incluso hayan bajado de precio.

Una comida balanceada debería estar compuesta por una mitad de frutas y verduras, un cuarto de proteínas y el otro cuarto de carbohidratos, afirma Araujo.

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  1. Planificar las compras

Hacer un plan de lo que debemos comprar antes de ir al mercado es clave para el ahorro. Lo primero es saber qué queremos comprar para luego decidir dónde. Ir por frutas y verduras, quesos o carnes a la feria suele ser más económico que en grandes comercios. Cuando se va a un supermercado, lo ideal según Araujo es recorrer las tres paredes del local -los costados y la trasera- formando una “U” invertida.

En estos pasillos se encuentran comúnmente los productos frescos y de allí debemos seleccionar el 80% de la compra para que sea saludable, afirma la nutricionista. Un consejo de Balbanian es comprar en grandes cantidades, para una misma familia o entre varias personas, para ahorrar.

 

  1. Buscar de temporada

Las frutas y verduras son intercambiables entre sí; lo importante es variar entre ellas. “Aportan fibra, vitaminas y minerales que son muy difíciles de encontrar en otros alimentos”, dice Balbanian.

Para achicar el costo de la alimentación, lo que aconsejan los expertos es comprar los productos de temporada o estación, dependiendo del país y su clima.

 

  1. Aplicar técnicas de conservación

Una alternativa es comprar cuando está barato y aplicar alguna técnica de conservación. La más sencilla es poner los alimentos en el congelador. Pueden ser tanto carnes como la mayoría de los vegetales -siempre que no quieras comerlos crudos luego- y frutas.

Con los vegetales, la recomendación es que cuando se vayan a consumir se provoque un choque térmico, del frío al calor intenso, para que no pierda textura y sepa peor. También se pueden cocinar mayores cantidades que las que vayas a comer de inmediato y guardar porciones en el congelador para más adelante, o cocinar ingredientes sueltos y congelarlos para utilizarlos más adelante en preparaciones.

 

  1. Optar por segundas marcas o marcas blancas, pero antes leer

Por efecto del marketing, muchas veces creemos que un producto de la marca más destacada -también llamada primera marca- es mejor que las otras. Esto no necesariamente es así.

“Es importante leer la lista de ingredientes, más que el cuadro nutricional, e identificar azúcares y grasas de mala calidad”, afirma Balbanian.

Araujo dice que en ocasiones las segundas marcas o incluso las marcas blancas -aquellas genéricas de la cadena de supermercados- son más saludables porque, para abaratar, no utilizan determinadas grasas o azúcares que las primeras marcas sí usan para darle otro sabor al producto.

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