¿Qué países de América Latina mantienen pensiones vitalicias para sus expresidentes?

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Expresidentes de América Latina
Expresidentes de América Latina

Una pregunta reco­rre América Latina y causa polémica: ¿los presidentes que dejan el cargo deben cobrar pensiones especiales por el resto de sus vidas? En los últimos meses surgieron pedidos de legisladores en países de la región como Ar­gentina, Ecuador o Costa Rica para eliminar las jubilaciones vitalicias a sus exjefes de Esta­do, como hizo México antes de desvelar cuánto costaban.

REMUNERACIONES CADA VEZ SON MÁS CONTROVERTIDAS Y RECHAZADAS POR EL PUEBLO

Este tipo de pagos existen en otras partes del mundo y desde hace décadas en Latinoamérica, no sólo como retribución a los presidentes por sus labores prestadas sino para prevenir que se unan a empresas o grupos de interés particulares, señalan expertos.

Eso es lo que se quiere evitar”, dice Javier Corrales, profe­sor de ciencia política en el Amherst College de Estados Unidos y experto en temas de poder presidencial en Améri­ca Latina. “No es bueno que los presidentes de un país tengan que vender sus servicios en el mercado laboral”, agrega.

Sin embargo, observa moti­vos específicos para que las remuneraciones vitalicias a los expresidentes estén ahora bajo críticas y revisión

 “DE POR VIDA”

Varios países latinoamericanos otorgan por ley pagos espe­ciales a sus expresidentes, con distintos montos y criterios. Al­gunos las retribuyen además a antiguos vicepresidentes o a los cónyuges de quienes mueren luego de gobernar.

En Argentina, la pensión vi­talicia a los exjefes de Estado iguala lo que cobra un juez de la Corte Suprema, que según su antigüedad equivale a entre US$4.500 y US$6.300 por la co­tización del dólar en el mercado (es cerca de la mitad de ese monto por la cotización oficial).

Desde la oposición argentina han planteado eliminar esos pagos extraordinarios, en medio de una polémica por­que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner cobra dos pensiones: la suya y la  de su fallecido esposo Néstor Kirchner, quien ejerció el cargo antes que ella.

Kirchner, actual vicepresidenta y condenada en diciembre por un caso de corrupción, percibe así una jubilación varias veces superior a la de muchas per­sonas en su país que cobran pensiones por debajo del índice de pobreza.

Mauricio Macri también ha re­conocido que cobra su pensión como expresidente argentino, la cual beneficia incluso a quienes estuvieron en el cargo apenas unos días durante la crisis de 2001 y 2002.

En Bolivia una ley promulgada  en 2013 durante el gobierno de Evo Morales establece un pago mensual a los expresidentes equivalente a 10 salarios míni­mos “de por vida”, es decir, unos US$3.250 por mes.

Si bien se trata de una de las pensiones para expresidentes más bajas de la región, allí tam­bién surgió el año pasado una propuesta de la oposición para anularlas, al igual que en Ecuador y Costa Rica, que las mantienen con salvedades (el expresidente ecuatoriano Rafael Correa perdió la suya tras una condena por corrupción, mientras el costarri­cense Carlos Alvarado renunció a la que le correspondía).

Los exmandatarios de Perú también reciben una pensión de por vida que equivale a unos US$4.000 por mes, aunque es­tán excluidos de ese beneficio los que hayan sido condenados,  como Alberto Fujimori.

Otros estados latinoamericanos que pagan jubilaciones vitali­cias a sus exmandatarios son Chile y Colombia -entre las más altas de la región, equivalentes a unos US$8.700 y US$5.500 respectivamente-, así como Nicaragua y Venezuela.

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OTROS GASTOS

Hay países latinoamericanos que, además de pensiones vitalicias o en lugar de ellas, reembolsan a sus antiguos jefes de Estado gastos de distintos tipos.

Los expresidentes chilenos tienen cubiertos con dinero público costos de traslados y funcionamiento de oficinas que en promedio equiva­lieron en noviembre a unos US$11.000 cada uno.

Así, entre esos pagos y sus pensiones vitalicias, los cuatro exmandatarios vivos que tie­ne Chile desde su retorno de la democracia reciben ayudas públicas comparables a las de algunos países del primer mundo.

El actual presidente chileno, Gabriel Boric, obtendría estos beneficios a los 40 años de edad, cuando deje de ser mandatario.

CUÁNTO COBRAN EN EE.UU. Y EUROPA

En Estados Unidos los cinco expresidentes vivos ganan pensiones vitalicias por haber ocupado el cargo equiva­lentes a unos US$20.000 en promedio por mes cada uno. Si a eso se suma lo que cobran por gastos de oficinas, asisten­tes, viajes y otros conceptos, la media asciende a unos US$200.000 mensuales.

En España los expresidentes de gobierno reciben, además de una indemnización temporal, una dotación sin caducidad para gastos de oficina y otros conceptos equivalente a una media de US$6.500 por mes.

En Reino Unido todos los exprimer ministros -incluida Liz Truss quien estuvo apenas 45 días en el cargo el año pasado- pueden reclamar una asignación por costos de servicio público, gastos de oficina, salarios de personal y otros conceptos por un máxi­mo anual equivalente a unos US$138.000 (es decir, un pro­medio de US$11.500 al mes).

En Alemania, los excancilleres que hayan estado al menos cuatro años en el cargo re­ciben una pensión mínima equivalente a unos US$4.230 por mes. Sin embargo, la paga aumenta en función del tiem­po en que hayan comandado el gobierno: Angela Merkel, lo hizo durante 16 años, se retiró en 2021 con una pension de casi US$16.000 aparte de gastos de oficina y personal.

En Brasil, los expresidentes no cobran pensiones pero por ley tienen cubiertos con fondos públicos, de modo vitalicio, los servicios de seis personas para apoyo, seguridad y asesora­miento, dos autos oficiales con sus respectivos choferes, gastos de viajes, hoteles y viáticos. Hasta el año pasado los expresidentes brasileños gastaban por esos conceptos una media de unos US$13.000 mensuales cada uno, aunque el monto varía según el involucrado y el momento.