Perú, tierra de santos

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Perú, tierra de santos
Perú, tierra de santos

Papa Francisco, durante su visita, tuvo encuentro de fe con sus reliquias

El papa Francisco visitó las reliquias de cinco santos elevados a los altares en Perú como reconocimiento al fervor que han inspirado desde hace más de 300 años en nuestro país.

1. Santa Rosa de Lima (1586-1617)

Isabel Flores de Oliva nació el 12 de abril de 1671. Cada 30 de agosto los fieles acuden a su santuario en el centro histórico para pedir que les

Santa Rosa de Lima
Santa Rosa de Lima

cumpla un deseo.
La santa nació en Lima. El apelativo de Rosa se lo ganó de bebé cuando su madre vio sus mejillas, estando en la cuna, del mismo color de las rosas.
Fue una laica consagrada a Dios y al prójimo, dado que vivió dedicada a servir a los necesitados y ofreció sacrificios personales en una pequeña celda construida en su hogar.
Ella se sacrificaba con continuas penitencias, ofrecía su dolor por la salvación de los pecadores y los moribundos.

2. Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606)

Nació en 1538 en España, donde estudió leyes antes de optar por la vida monacal. Fue enviado a Lima como arzobispo por el rey Felipe II.
En Perú, Santo Toribio estuvo a cargo de organizar la Iglesia católica en el entonces virreinato y organizó el concilio de Lima que produjo los catecismos en quechua y aimara.
Viajó por toda su diócesis, supervisando que se cumplan las normas y se respete su jurisdicción. Murió en Zaña, al norte de Perú, en 1606.

3. San Martín de Porres (1579-1639)

Nacido en Lima, ‘El Santo de la Escoba’ demostró que la santidad era para todos, ya que era un mulato, algo despreciado por la sociedad de su tiempo.
A pesar de ser mulato (de padre español y madre negra panameña), tenía fama de santo e inclusive daba consejos al virrey.
A pesar de que su nombre de pila era Martín de Porras, por ser hijo del español Juan de Porras, el papa Juan XXIII lo canonizó como San Martín de Porres en 1962, quizás para evitar las connotaciones indebidas de su apellido.
San Martín era el portero y barrendero en el Convento de los Dominicos y desde su puesto vivía pendiente de ayudar a los enfermos y pobres.

4. San Juan Macías (1585-1645)

Fue un fraile dominico, amigo personal de San Martín, nacido en Extremadura (España) que llegó a Lima para cuidar ganado a la ribera del río Rímac.
Era retraído y ayudaba mucho a los pobres. Fue un asceta que se golpeaba el pecho con una piedra hasta escupir sangre.
Esta práctica de mortificaciones físicas eran reguladas en esa época con maestros espirituales que las supervisaban.

5. San Francisco Solano (1549-1610)

Asceta y misionero fue San Francisco Solano, dedicado a predicar en el Centro de Lima con una calavera en la mano y una cruz para que la gente se enmendase del pecado.
Francisco Solano nació en España y murió en Lima, después de dedicarse a evangelizar por toda Sudamérica como fraile franciscano, en absoluta sencillez.
Durante su largo viaje de evangelización de pueblos indígenas y colonos españoles, el padre Solano llegó al Chaco paraguayo, al Río de la Plata en Uruguay, y a Santa Fe y Córdoba en Argentina.