Verificar que hay personas reales detrás de las pantallas es el nuevo desafío en plena expansión de la inteligencia artificial.
El auge de la inteligencia artificial obliga a redefinir cómo se comprueba la identidad humana en el entorno digital, un reto que ya enfrentan empresas, gobiernos y usuarios en todo el mundo.
El tradicional captcha y otros filtros de seguridad ya no bastan. En su lugar, tecnologías como la verificación biométrica, basada en huellas, rostros e incluso el iris, emergen como soluciones más precisas y confiables.
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World, empresa detrás del sistema World ID, presentó una nueva versión del Orb, dispositivo que escanea el iris sin almacenar datos, permitiendo confirmar la humanidad del usuario de forma segura y cifrada.
“Los datos no se envían a ningún servidor. Usamos doble encriptación y permanecen en el celular del usuario”, afirmó Damien Kieran, jefe legal y de privacidad de World.
Actualmente, esta tecnología ya se aplica en videojuegos junto a Razer para evitar fraudes, y se alista su uso en la app de citas Tinder, donde se probará primero en Japón antes de expandirse.
World ID ya está disponible en 160 países, incluido Perú, y se prevé su adopción en servicios electorales, banca y plataformas sociales.
Estados Unidos autorizó su uso desde mayo tras evaluaciones regulatorias.
Además, el Orb integra sensores infrarrojos e inteligencia artificial que detectan interferencias como gafas, y para 2026 se lanzará el Orb Mini, una versión portátil lista para el día a día digital.
