Hasta qué punto las vacunas pueden evitar que se reduzca la transmisión del COVID-19

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La posibilidad de proteger a las personas en materia de COVID, creando anticuerpos que redujeran el impacto de la dolencia es una situación real. Ahora los científicos están tratando de saber hasta qué punto las vacunas pueden evitar que se reduzca la transmisión. Los nuevos datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, (CDC) revelan que los contagios por COVID-19 aún ocurren en vacunados, pero en una proporción extremadamente inusual.

Los especialistas se han centrado en definir el efecto de las dosis

La entidad había recibido para mediados de abril pasado el reporte de algo más de 5.800 sujetos totalmente vacunados que en Estados Unidos se habían contagiado, a pesar de todo. Casi la mitad de estas infecciones (el 45%) eran sujetos menores de 60 años. Sólo uno de ellos murió.

Los especialistas se han centrado en definir el efecto de las vacunas contra la COVID-19 en materia de previenen la enfermedad. Aún quedan análisis sobre si también una persona completamente vacunada podría desarrollar una infección, sin síntomas, y transmitir el virus sin saberlo a otra persona.

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La distinción es valiosa porque muchos no perciben que las dosis están pensadas para prevenir la enfermedad, pero no necesariamente la infección. Eso significa que no todas las vacunas impiden que las personas completamente vacunadas transmitan el patógeno a otras personas.

Según un artículo publicado en la revista Nature los primeros análisis preliminares sugieren que algunas vacunas parece que tienen un efecto bloqueante de la transmisión del virus. Sin embargo, los expertos creen que estos datos pueden ser engañosos ya que el descenso de infectados también puede deberse a otros factores como los confinamientos.

“El fondo del desarrollo de vacunas es evitar que las personas se infecten, pero es tremendamente difícil conseguirlo -afirma Jason Kindrachuk, profesor asistente de virología en la Universidad de Manitoba en Winnipeg, Canadá

Cuatro meses después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos autorizara las primeras vacunas contra la COVID-19, los CDC tuvieron suficientes datos para sugerir que reducen sustancialmente las infecciones y, por lo tanto, la posibilidad de que una persona vacunada infecte a otras personas.

Según un artículo publicado en la revista Nature los primeros análisis preliminares sugieren que algunas vacunas parece que tienen un efecto bloqueante de la transmisión del virus. Sin embargo, los expertos creen que estos datos pueden ser engañosos ya que el descenso de infectados también puede deberse a otros factores como los confinamientos. No obstante, según Larry Corey, vacunólogo del Centro de Investigación de Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, Washington, señala que “una vacuna que es muy efectiva protegiendo a la gente de adquirir la infección en primer lugar, también ayudará a reducir la transmisión”.

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INFECCIÓN VERSUS GRAVEDAD

Durante la prueba de la vacuna de Moderna, producida en Boston, los investigadores tomaron muestras de todos los participantes para ver si tenían ARN viral. Vieron una caída de dos tercios en la cantidad de infecciones asintomáticas entre las personas que recibieron la primera inyección de la vacuna de dos dosis, en comparación con las que recibieron un placebo. Pero hicieron pruebas a las personas solo dos veces, con un mes de diferencia, por lo que podrían haber pasado por alto las infecciones.

El ensayo de la vacuna en el Reino Unido producido por la Universidad de Oxford y AstraZeneca tomó muestras de los participantes cada semana y estimó una reducción del 49,3% en las infecciones asintomáticas entre un subconjunto de participantes vacunados en comparación con el grupo no vacunado.

Pfizer, con sede en la ciudad de Nueva York y fabricante de otra vacuna líder contra el COVID-19, dice que comenzará a hacer seguimiento a los participantes cada dos semanas en los ensayos de vacunas que se llevaron a cabo en Estados Unidos y Argentina, para ver si la inyección puede prevenir la infección.

Un estudio de principios de abril de los CDC sobre 3.950 trabajadores de la salud que fueron evaluados semanalmente durante tres meses después de recibir ambas dosis de cualquiera de las vacunas de ARNm reveló que la vacunación completa redujo la infección.

Otros dos, del Mayo Clinic y el Reino Unido, incluyó a más de 85.000 trabajadores sanitarios sometidos a pruebas de rutina que estaban completamente vacunados con la vacuna Pfizer-BioNTech. La vacuna redujo la infección entre un 85 y un 89%. Toda esta evidencia subraya la capacidad de las tres vacunas para prevenir la infección en la mayoría de los vacunados.

Más evidencia se acumuló en marzo con una gran cantidad de estudios sobre las vacunas de ARNm. Uno con 9.109 trabajadores de la salud en Israel descubrió infecciones reducidas en un 75% después de dos dosis de la vacuna Pfize-BioNTech. Otro reveló que la carga viral disminuyó cuatro veces en aquellos que recibieron una dosis y luego desarrollaron una infección.

Un estudio de principios de abril de los CDC sobre 3.950 trabajadores de la salud que fueron evaluados semanalmente durante tres meses después de recibir ambas dosis de cualquiera de las vacunas de ARNm reveló que la vacunación completa redujo la infección, independientemente de los síntomas, en un 90% y una sola dosis redujo la infección en un 80.

En un trabajo preliminar, un equipo observó una caída significativa en la carga viral en una pequeña cantidad de personas infectadas con SARS-CoV-2 en las dos a cuatro semanas después de recibir su primera dosis de la vacuna Pfizer, en comparación con las que contrajeron el virus en las dos primeras semanas después de la inyección.