El pequeño de la caja diabólica

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El pequeño de la caja diabólica
El pequeño de la caja diabólica

En febrero de 1957, el cuerpo de un niño, envuelto en una manta a cuadros, fue encontrado en el bosque de Susquehanna Road en Fox Chase, Filadelfia. El pequeño cuerpo estaba dentro de una caja de cartón que una vez había contenido una cuna perteneciente a la cadena de tiendas J. C. Penney. Había signos de malnutrición evidente, así como cicatrices quirúrgicas en el tobillo y la ingle, y una cicatriz en forma de L debajo de la barbilla. Había muerto apaleado y no fue agredido sexualmente.

Nunca se supo quién es el menor, pero lo encontraron sin vida y con signos claros de maltratos y desnutrición

El cuerpo fue descubierto por primera vez por un cazador que buscaba presas en zonas prohibidas, estaba recogiendo las trampas que había puesto a escondidas un día anterior. Ante el temor de las represalias por parte de la policía, decide no informar de lo que había encontrado.

Dos días después, un estudiante universitario que investigaba descubrió el cuerpo. Él también se mostró reacio a tener contacto con la policía, pero decidió reportar su hallazgo al día siguiente.

 

INVESTIGACIÓN

La policía abrió la investigación el 26 de febrero de 1957. Se tomaron las huellas dactilares del niño, con la esperanza de que pronto sería identificado. Sin embargo, nadie presentó ninguna información útil y tampoco existían registros de aquellas huellas.

El caso atrajo la atención masiva de la prensa en Filadelfia y el Valle de Delaware. El Philadelphia Inquirer imprimió 400.000 volantes con la imagen del niño, que inundaron el área, y se enviaron también por correo con cada factura del gas y electricidad en la ciudad. No se escatimo en gastos ni agentes para la investigación.

La escena del crimen fue analizada una y otra vez por 270 reclutas de la academia de policía, quienes descubrieron en la zona una gorra masculina de pana azul, una bufanda de niño y un pañuelo blanco de hombre con la letra “G” bordada en una esquina; pero todas las pistas acabaron llevando a ninguna parte. La policía incluso fue tan lejos como para distribuir una fotografía post mortem del niño completamente vestido y en posición sentada, como puede haber estado en vida, con la esperanza de que alguien pudiera aportar alguna pista.

Lo que indicaron los análisis forenses fue que el cuerpo encontrado era de un niño de entre 4 y 6 años de edad con síntomas claros de maltrato. También señalaron que su cabello había sido cortado de forma apresurada breves momentos antes de su muerte.

Por otra parte, aunque los análisis encontraron al cuerpo lleno de moretones también encontraron que quien lo hubiera puesto en la caja lo había hecho con mucho cuidado y delicadeza.

Unos exámenes oculares indicaron que probablemente había sufrido algún tipo de enfermedad en los ojos.

Finalmente, los forenses no pudieron determinar cuánto tiempo había estado el cuerpo en el bosque debido a que el clima del lugar era demasiado frío, aunque indicaron que era bastante probable que la causa de muerte no hubieran sido los golpes en la cabeza.

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ENCUENTRAN EL CUERPO

Como resulta lógico, los análisis también se extendieron a la caja en la donde fue encontrado el pequeño niño. Afortunadamente, los cartones se encontraban en buen estado por lo que aún se podría recuperar el número de serie del envió. La dirección los llevo a una pequeña tienda cerca de donde encontraron el cuerpo, se consiguió averiguar que el modelo de aquella caja se había vendido a 12 personas. Sin embargo, debido a que la tienda solo aceptaba pagos en efectivo, no se encontraron registros de los compradores.

De la manta que envolvía el cuerpo tampoco se pudo averiguar mucho, era un modelo que se había distribuido en masa por diferentes puntos del país, no se pudo hallar el origen de esta ni se encontró ninguna pista.

La policía se encontraba desesperada, ya que no daban con ninguna pista útil para hallar la identidad del niño o su posible asesino. Tampoco nadie se había acercado para reclamar el cadáver. Se envió las huellas dactilares y el ADN del pequeño desconocido a varios hospitales de la zona, no obstante, solo tuvieron resultados negativos.

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TEORÍA

En 1960, Remington Bristow, un empleado de la oficina del médico forense, contactó con una psíquica de Nueva Jersey, quien le dijo que buscara una casa que sirviera como hogar de acogida. Cuando la psíquica fue llevada al sitio del hallazgo en Filadelfia, ella llevó a Bristow directamente a la casa de acogida, que quedaba a 2,5 km del sitio donde apareció el cuerpo.

Al asistir a una venta de bienes en el hogar de acogida, Bristow descubrió una cuna similar a la que se vendía en J. C. Penney. También descubrió mantas colgadas en el tendal de ropa que eran similares a aquella en la que se había envuelto el cuerpo del niño. Bristow creía que el niño era de la hijastra del hombre que dirigía el hogar de acogida, y que se deshicieron de él para que la hijastra no fuera expuesta como madre soltera. Él teorizó que la muerte del niño había sido un accidente.

A pesar de esta evidencia circunstancial, la policía no pudo encontrar vínculos definidos entre el niño en la caja y la familia de acogida.

A pesar de la amplia publicidad y el interés esporádico a lo largo de los años, la identidad del niño aún es desconocida. El caso sigue sin resolverse a día de hoy.