Luiz Inácio “Lula” da Silva, uno de los mandatarios latinoamericanos que se ha mostrado neutral desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el domingo volvió a dejar expuesta su afinidad con el Kremlin al evitar condenar a Vladimir Putin por la muerte de Alexei Navalny.
Al ser consultado sobre lo sucedido el viernes pasado, el presidente de Brasil pidió no sacar conclusiones precipitadas. ”Creo que es una cuestión de sentido común, si la muerte está bajo sospecha, primero hay que llevar a cabo una investigación para averiguar de qué murió”, declaró el mandatario en Adis Abeba, en Etiopía, donde participó como invitado en la cumbre anual de la Unión Africana.
El presidente de la principal potencia latinoamericana pidió esperar los resultados forenses antes de expresar cualquier opinión. De lo contrario, “si ahora juzga y dice que no sé quién ordenó el asesinato y que no fue él, entonces tendrá que disculparse”, afirmó.
”¿Por qué apresurarse a acusar?”, agregó Lula, de 78 años.
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Sus declaraciones constituyen las primeras reacciones de un miembro de los BRICS, un grupo de países emergentes que incluye también a India, China, Rusia y Sudáfrica.