América Latina necesita más que nunca mercados de valores atractivos

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La pandemia ha sacado a flote las debilidades económicas que ya existían en las economías latinoamericanas pero que habían sido de cierto modo enmascaradas por altos niveles de déficit fiscal, deuda externa, y otras medidas fiscales expansivas que habían permitido a los países de la región mantener su avance a pesar de que el sector privado y la innovación distan de alcanzar los niveles de países desarrollados como Reino Unido o Canadá.

Por otro lado, los altos precios en las materias primas en años recientes contribuyeron también al fortalecimiento de las economías regionales – aún cuando este nivel de dependencia hace a estos sistemas muy vulnerables ante shocks económicos como los causados por el COVID-19 a escala global.

De acuerdo a estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) – un organismo adscrito a las Naciones Unidas – el producto interno bruto de la región se contraerá en 9.1% durante 2020, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una caída ligeramente mayor de 9.4% para fin de año.

Perú lideraría las estadísticas con una contracción estimada de 13%, seguido por Argentina con un 10%, y Brasil, México, y Ecuador con un 9%. Estas caídas serían principalmente causadas por el efecto de las cuarentenas a nivel nacional y por la caída en los precios de las materias primas. Por otro lado, es espera que la tasa de desempleo en la región ronde el 14% para fin de año.

En este sentido, resulta aparente que, para impulsar una recuperación económica progresiva, el aparato productivo privado cobrará una mayor importancia dentro de la ecuación como motor de las economías latinoamericanas en la era post-pandemia y, con este, el mercado de valores puede también acompañar la iniciativa tomando un rol central en el crecimiento y el desarrollo.

Dados los niveles de innovación en el ámbito de las tecnologías financieras con tendencias como el copy trading, los fondos indexados, y los servicios de corretaje de valores gratuitos resulta sencillo trazar un camino en esta dirección.

Con esto en mente, a continuación esbozamos algunas de las razones por las cuales un mercado de valores atractivo puede ser de beneficio para la recuperación económica de los países del hemisferio sur.

Acceso a capital para empresas pequeñas y medianas

Las pequeñas y medianas empresas serán sin duda el grupo más afectado económicamente a causa de la pandemia.

Un estudio realizado por la empresa de software contable Alegra.com indicó que en un total de 12.000 PyMEs latinoamericanas se evidenció una caída de más de 64% en las ventas durante los meses de Marzo y Abril.

Adicionalmente, un estudio de la CEPAL asegura que alrededor de 2.6 millones de microempresas en la región se verán forzadas a cesar sus operaciones debido a la pandemia.

Para estas empresas, la supervivencia es la meta a corto plazo y, para apoyarlas, los mercados financieros pueden desarrollar mecanismos a través de los cuales estas organizaciones puedan obtener recursos, ofreciendo garantías de diferente índole para incrementar su atractivo para los inversionistas.

Fuentes de financiamiento para proyectos de gran envergadura

Uno de los retos más importantes una vez la pandemia sea cosa del pasado es promover el empleo.

Una de las formas más efectivas de hacerlo es a través de proyectos de gran envergadura en sectores como infraestructura, servicios públicos, telecomunicaciones, y bienes raíces.

Para llevar adelante estos proyectos, las empresas requerirán acceso a capital fresco que puede provenir de inversionistas tanto particulares como individuales, usando los mercados financieros como intermediarios a través de instrumentos de renta fija o variable y de vehículos de inversión especializados.

Democratización del capital y su efecto en la renta per cápita

La democratización del capital ocurre cuando la población se educa en temas financieros y reconoce la importancia y el poder de los mercados de capitales para construir riqueza a largo plazo.

Los países latinoamericanos han por mucho tiempo pospuesto la necesidad de educar a la población en este sentido y este momento de la historia puede ser la mejor oportunidad para crear consciencia de las ventajas que tiene invertir en la bolsa.

Como resultado, la renta per cápita tenderá al alza debido a un crecimiento progresivo de las carteras de inversión.

La banca y las firmas de servicios financieros juegan un papel importante en la promoción de esta educación, combinado con políticas gubernamentales, regulatorias, e impositivas que promuevan la inversión a largo plazo.

Una inyección de capital de parte de los inversionistas individuales puede dar a los mercados latinoamericanos el nivel de profundidad y liquidez que necesitan y esto a su vez atraería un mayor interés de parte de las empresas – tanto grandes como pequeñas – a llevar sus proyectos al mercado a fin de obtener el financiamiento requerido.