Las cartas de amor de Grau a su esposa e hijos

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Miguel Grau
Miguel Grau

Tener noticias tuyas y de mis hijos; que es en verdad lo que más me interesa a mí en esta vida”

En esta edición publicamos algunas cartas enviadas por Miguel Grau a su esposa, incluida la última antes de partir a la Gloria durante el combate de Angamos. Dichas cartas aparecen en el libro Grau, de la Marina de Guerra del Perú, en las páginas 359 al 381.


Cartas de Miguel Grau a su esposa

Mayo 31, Ilo

Ayer por la mañana que regresaba a Iquique, después de haber pasado la noche fuera del puerto, me encontré con  la escuadra chilena que al parecer entraba también; me persiguieron durante 1/1-12 horas, pero no me alcanzaron.

Esta noche acabaré el tomar carbón aquí y emprenderé viaje a Arica.

Con un fuerte y tierno abrazo se despide tu esposo que no te olvida.

Miguel Grau.

 


“Monitor Huáscar”

 Arica, setiembre 8 de 1879.

Muy queridísima Esposa:

 

Después de saludarte y de mandarte muchísimos cariños, me contraigo a comunicarte que yo sigo disfrutando de completa salud, y sin más contrariedad que no es poca, de no tener el gusto de verte para decirte lo mucho que te quiero y extraño.

Siento mucho no tener cartas tuyas con más frecuencia porque es lo único que me pone contento, probablemente cuando en ellas me anuncias vida mía, que tanto tú como los niños se conservan buenos. Quiera el cielo otorgarles eternamente estos beneficios, para mi consuelo.

Como mi vida aquí es la de estar siempre a bordo, salvo los casos en que me llama Prado para algo en tierra, nada nuevo, ni que merezca la pena, tengo que contarte, a no ser que a mi regreso de la última expedición me recibieron en el muelle de Arica con flores y banda de música.

Mucho fastidio tengo de ver las irregularidades con que llegan los vapores del Norte, pues, a veces pasa una semana sin uno de ellos, lo que demora el tener noticias tuyas y de mis hijos; que es en verdad lo que más me interesa a mí en esta vida. Hasta el miércoles o jueves que debe fondear uno aquí, estoy privado de esa dicha.

Te mando la plata que le diste a la madre de Flores, y a María Acosta, dile que su hijo está bueno.

Avísame si te falta dinero para el gasto de la casa, y si te ha mandado ya Alfaro el otro mes de sueldo.

La quiebra del Banco Nacional nos arrastra con la pérdida de cuatro mil soles que tenía en acciones. Paciencia.

Ten la bondad de ir donde Courret y mandarme a hacer un par de docenas de retratos de álbum, para corresponder y darlas a todos los jefes del Ejército Boliviano que me piden con mucha instancia. Sería conveniente que le dijeras que sacara chicas del grande, pues me parece que está mejor que las anteriores mías. En fin tú haz lo que te parezca más natural.

Saluda a tu mamá, lo mismo que a Mercedes, Cristina y María Luisa.

También te suplico que saludes a todas las personas que pregunten y tengan interés por saber mí.

Dale a Pablito las gracias en mi nombre por la linda bufandita que me mandó con Carlos Ferreyros, y la que ya estoy usando.

Averigua con Otoya cuando sale el “Rímac”.

Sospecho que las cartas que yo le escribo a Manonga, de acá, no las recibe, a juzgar por lo que ella me dice en las suyas, de que no recibe las mías.

Es probable que en Chile las intercepten para informarse de ellas.

A Enrique después de saludarlo, dile que espero que se esté portando bien y estudiando con provecho para complacerme y estimulándome a que lo premie. A Oscar y Ricardo diles lo mismo, y en general hazles a todos ellos mil cariños a nombre de su papá.

Si ves a las Quezada salúdalas con afecto.

Con infinitas caricias para ti, y deseándote salud y toda clase de prosperidades, se despide hasta el próximo vapor, con tierno y fuerte abrazo tu esposo que te idolatra.

 

Miguel.

He tenido que contestar por este vapor un sin número de cartas de felicitación de amigos.


Septiembre: (Ultima carta)

Monitor “Huáscar”

Iquique, Setiembre. 30 de 1879.

Esta tarde llegué a este puerto convoyando al transporte “Rímac” que ha desembarcado la tropa aquí.

En este vapor creí recibir carta tuya, desgraciadamente no ha sucedido así, lo que me ha contrariado, pero comprendo que no lo has hecho, porque seguramente ignorarías la salida de esos buques del Callao.

El “Huacho” va a salir para el Callao, y he querido vida mía, aprovechas esta oportunidad para ponerte cuatro líneas saludándote y mandándote un millón de cariños, lo mismo que a los niños.

Reservado: Esta misma noche voy a salir con la “Unión” a una corta excursionista por el Sur.

No hay peligro ninguno, por consiguiente, no tienes por qué alarmarte, ni menos asustarte.

Con un fuerte y cariñoso abrazo se despide tu constante esposo que te idolatra y recuerda a cada instante.

 

Miguel.