Masacre de Covina: Asesinó a 9 miembros de su familia vestido de Papá Noel

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Bruce Pardo con su mujer
Bruce Pardo con su mujer

La masacre de Covina ocurrió el 24 de diciembre de 2008, en Covina, una población en los suburbios de Los Ángeles, California, Estados Unidos. Nueve personas fueron asesinadas, unas por heridas de arma de fuego otras en el incendio provocado dentro de su casa en 1129 East Knollcrest Drive, donde celebraban la cena de Nochebuena.

Conozca la historia del sanguinario Bruce Pardo que tras el brutal crimen se suicidó

El perpetrador, Bruce Jeffrey Pardo de cuarenta y cinco años había entrado en la casa vistiendo un disfraz de Santa Claus, y se suicidó más tarde de un disparo en la cabeza en la residencia de su hermano. Las autoridades citaron problemas maritales como el probable motivo para el acto de violencia.

 

LA HISTORIA CRIMINAL

Sonó el timbre y la pequeña Katrina corrió a abrir la puerta: era Nochebuena y estaba muy emocionada porque Santa Claus no tardaría en llegar con los regalos. ¡Y allí estaba, el mismísimo Papá Noel en persona! Quiso echarse a sus brazos, pero aquel hombre sacó una pistola y la disparó directamente a la cara.

Papá Noel después entró en el salón y mientras que con una mano disparaba contra todos los presentes (unas 25 personas, entre ellas su exmujer Sylvia); con la otra, prendía fuego la casa con un lanzallamas. “Están disparando a toda mi familia”, logró decir una de las sobrevivientes cuando llamó a emergencias.

El responsable de la matanza, Bruce Pardo, conmocionó a toda la región de Covina en plena Navidad. No solo por esconderse bajo la identidad del mítico personaje navideño, sino por perpetrar una de las venganzas más horribles contra la que, hasta hacía poco, era su familia política.

Tras haber dejado planta a su novia en el altar de la manera más fría, tres años más tarde, el cuñado de Bruce le presentó a Sylvia Orza, una mujer de 40 años, con tres hijos, que le podía dar una gran estabilidad emocional ante sus últimos infortunios amorosos.

El matrimonio se celebró el 29 de enero de 2006 y al principio, todo parecía ir sobre ruedas. Sin embargo, al poco tiempo, Pardo se volvió frío, distante y muy avaro con su mujer. Esto fue minando la relación hasta que Sylvia decidió separarse en marzo de 2008 y pedir el divorcio un mes después.

Bruce no se tomó nada bien la noticia, y menos aún cuando un juez decretó que le pasase a su exmujer una pensión de manutención mensual de unos 2100 euros. Aquí comenzó a elaborar su macabro plan.

Nunca se molestó. Siempre fue agradable”, aseguró el abogado de Pardo, Stanley Silver. Pero no era cierto, el ingeniero tan solo quiso mantener las apariencias. Esa era su estrategia.

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EL PLAN DE PAPÁ NOEL

Aunque ante su familia y amigos hacía ver que estaba deprimido y preocupado por lo ocurrido en su matrimonio, él sabía que no era cierto y que la venganza tenía que servirla fría, bien fría. Durante aquel verano y ya entrado el otoño, Bruce se dedicó a reunir un gran arsenal de armas en secreto, a fabricar un lanzallamas casero y a planear su huida hacia Canadá.

Pero el plan tenía que ser redondo, así que a principios de septiembre contactó con una vecina modista y le encargó un traje de Santa con espacio extra para una supuesta fiesta infantil. En el medio, Bruce perdió su puesto de trabajo y dejó de pagar la manutención a Sylvia. Su caso fue la comidilla del barrio.

Una semana antes de Navidad, el matrimonio se presentó ante el juez para dar por concluido el proceso de divorcio. En la resolución, que se produjo por “diferencias irreconciliables”, acordaron que Bruce le pagaría a Sylvia 10.000 dólares, y que se quedaría con el perro y el anillo de diamantes del compromiso.

 

EL ATAQUE

Pero para entonces, Pardo ya lo tenía todo listo: cinco pistolas, cientos de balas, un lanzallamas y un tanque de combustible, un todoterreno de alquiler y su traje de Papá Noel hecho a medida. Solo faltaban unos días para su actuación final.

Bruce Jeffrey Pardo y sus ropas
Bruce Jeffrey Pardo y sus ropas

Bruce Pardo llegó disfrazado de Papá Noel, con dos pistolas y un lanzallamas, a la casa de sus exsuegros. Entre balas y un voraz incendio, su exesposa y ocho de sus familiares fallecieron. Tres quedaron heridos. Horas después, el asesino se fue a la casa de su hermano y murió allí.

Algunos han llegado a decir que pensaba huir a Canadá. Otros especularon que esperaba encontrar a su madre en el epicentro de la tragedia por ‘apoyar’ a su exmujer. Lo cierto es que Bruce Pardo se quitó la vida después de perpetrar la matanza.

Trece años después, Katrina, la superviviente más pequeña de aquella tragedia, ha levantado su voz en contra de la violencia armada.

Según dijo en un discurso en 2018, tras un grave tiroteo en una escuela estadounidense, su familia sigue “celebrando Navidad” en vez de haberse alejado de la festividad que su macabro tío enlodó para siempre. Desde la masacre, el regalo que más agradece en Navidad debe ser el mismo: estar viva.