Cada vez más mujeres viajan a España para realizar el tratamiento de congelación de óvulos ante el elevado coste en sus países de origen
Alguien recibe regalos por su boda, pero Kaia Nathalie Klaumann optó por concederse uno a sí misma después de su divorcio. A los 38 años, enfrentando una vida que se desmoronaba a su alrededor, llegó a la conclusión de que era el momento adecuado para preservar sus óvulos y planificar su futuro. Sin embargo, adquirir ese tiempo tiene un costo asociado. En su lugar de residencia en Texas, el procedimiento tiene un precio de 20.000 dólares (alrededor de 18.600 euros). Entonces, después de una breve búsqueda en Internet y una conversación con una amiga, Kaia decidió que su regalo a sí misma sería un doble propósito: la congelación de óvulos y unas vacaciones en España, donde el mismo proceso costaba aproximadamente 4.000 euros.
Kaia pidió dos semanas libres en el trabajo y cogió un avión. “Es algo bastante común”, explica en conversación telefónica. “Muchas mujeres estadounidenses viajan a España a congelar sus óvulos”. Y cada vez son más. Según la empresa de estudios de mercado Grand View Search, se prevé que el mercado mundial del turismo de fertilidad crezca a un ritmo del 30% en los próximos siete años, hasta mover 5.800 millones de euros en 2030. Y en el mapa mundial de este boyante negocio, España está señalada en rojo.
“En primer lugar, es por el precio”, señala Klaumann, que en los últimos años se curtió en decenas de foros. “También es verdad que yo estoy a ocho horas en coche de México. Pero claro, España tiene buena fama, es uno de los países donde más investigación hay sobre el tema”, reconoce. Además, Klaumann había residido en Alicante durante varios años, por lo que estaba familiarizada con el país. No tuvo la necesidad de recurrir a las numerosas empresas intermediarias que organizan estos viajes para mujeres estadounidenses.
Una de estas compañías es Milvia. Su directora, Abhi Ghavalkar, destaca que España cuenta con algunos de los mejores especialistas en fertilidad del mundo y que los tratamientos se ofrecen a precios muy competitivos. Hacer frente a un par de semanas de tratamiento hormonal parece menos incómodo cuando se combina con paseos por Las Ramblas, visitas al Museo del Prado o días de relax bajo el sol en alguna playa del Mediterráneo.
Según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad, de los 127.420 ciclos de tratamiento realizados en España en 2020, 12.171 correspondían a pacientes extranjeras. Erin Moore, quien trabajó durante siete años como traductora en una clínica en Alicante, confirma esta tendencia: «Venían muchas mujeres de Inglaterra, Holanda, Italia y Estados Unidos«, señala. Los tratamientos tienen una duración de varias semanas, lo que significa que las pacientes necesitan quedarse en la ciudad durante ese período.
Según un análisis del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022, el gasto promedio del turismo sanitario es de 1.082 euros por semana. En el caso de la vitrificación, el gasto puede ser aún mayor, ya que se trata de un procedimiento relativamente sencillo y no particularmente doloroso, lo que lo hace más fácil de combinar con unas vacaciones.
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