El ocio como tratamiento para los ancianos

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La concepción actual del tiempo de ocio no se parece en nada a la que se tenía en la sociedad de hace pocas décadas. Ahora se trata de una parte crucial de la vida de una persona en la que puede disfrutar de sus aficiones, crecer como persona, viajar o cultivar diversas habilidades. Son muchas las formas de pasar el tiempo libre y muchos los esfuerzos por conseguir estos momentos en el día a día.

Si ahora nos parece irrenunciable, hace no muchos años no se pensaba en el tiempo libre como algo que aprovechar en absoluto. Por esta razón es fácil encontrar cierta actitud de recelo entre los ancianos cuando se les habla de aprovechar su tiempo de ocio. Se sienten como perdidos y les parece desperdiciar las horas. Al mismo tiempo, esta concepción diferente del tiempo de ocio les ha impedido cultivar pasatiempos y actividades de interés personal que a su edad más avanzada les puedan servir de entretenimiento.

¿Por qué es tan importante?
Lo cierto es que, en su vejez, las personas suelen dejar el entorno laboral que ha sido la mitad de su vida y es fácil que caigan en el aburrimiento. Esto es fatal para su estado de ánimo y puede repercutir de forma determinante en su salud.

Por eso es vital que las personas de la tercera edad encuentran un modo fructífero de pasar sus horas. Conseguirán sentirse más útiles, descubrirán que aún pueden seguir aprendiendo, entrarán en nuevos círculos sociales y aprovecharán al máximo sus últimos años con la plenitud que les ofrezca su estado de salud.

Cómo encontrar la actividad perfecta
Desde hacer trabajos de habilidad manual hasta leer o jugar a tragamonedas online, las personas mayores pueden encontrar muchas formas de ocio que se adapten a sus capacidades e intereses. La clave está en probar distintas actividades y descubrir cuál les aporta más valor.

Es interesante también combinar distintos tipos de actividad de modo que no se exceda la capacidad cuando se habla de ejercicio físico, ni se convierta el tiempo de ocio en un elemento de potenciación del sedentarismo.

En todo momento hablamos del ocio como un sistema para mejorar el ánimo y, con ello, la salud de las personas mayores, por esta razón, las personas que se encuentran en su entorno más cercano deben ayudar a los ancianos a encontrar estos entretenimientos y apoyarlos cuando encuentran la actividad más adecuada.

Ante un anciano de actitud pasiva y con cierto recelo ante la búsqueda de pasatiempos, es preciso tomar las riendas de la situación y motivarle a probar cosas que quizá nunca se atreverían a intentar. Con estas acciones podemos descubrir a las personas mayores nuevos ámbitos de diversión y nuevas formas de interactuar con los distintos miembros de la familia.

Un buen ejemplo es el nieto que se decide a dar el mando de la consola a su abuelo y le orienta para usarlo ante un juego no muy complejo. Si ambos acaban jugando juntos será la mejor terapia para el ánimo del anciano.