El Estado actual tiene como rol evitar la procreación no deseada y las enfermedades trasmitidas por animales
El Estado actual tiene como rol evitar la procreación no deseada y las enfermedades trasmitidas por animales
El Estado moderno considera el bienestar de los animales domésticos y callejeros dentro de sus facultades. Sabemos que los perros y los gatos viven, desde hace milenios, entre la gente brindando los beneficios de su compañía.
Un claro ejemplo de la capacidad animal son los “perros de trabajo”. Se sabe que están adiestrados para detectar enfermedades en humanos, guiar y proteger rebaños. También son usados para detectar explosivos o narcóticos y auxiliar a discapacitados.
Las investigaciones indican que las mascotas tan solo con su presencia ayudan de forma positiva en la salud. Además, estas crean una sensación de bienestar.
Pese a su enorme lado positivo, tanto los perros como los gatos son un riego, si adoptan una vida callejera. La transmisión de enfermedades zoonóticas, mordeduras y los accidentes de tránsito son los temas más alarmantes. Esto sucede muchas veces cuando los dueños abandonan a sus mascotas a su suerte.
Frente a esto, se debería controlar la reproducción de los perros y gatos. Una buena opción puede ser la castración quirúrgica y el cambio actitudinal bajo a la tutoría responsable. Por el momento, este es el mejor camino que deberían tomar los países para cuidar de estos.
A diferencia de los humanos, estos seres, su alimentación y su equilibrio poblacional depende de sus tutores individuales e institucionales.
Por ello, es condenable y además ilegal como en Argentina recurrir a la matanza explícita o clandestina masiva de animales. Solo pensemos que estos tienen sentimientos y emociones.