Máximo Jerez tenía 12 años y quería ser como Lionel Messi: campeón del mundo. Ambos tenían cosas en común: amaban el fútbol y habían nacido en Rosario, la tercera ciudad más grande de Argentina.
Según la ONU, este país es el tercero donde se consume más cocaina
El sueño de Jerez se esfumó el fin de semana por un disparo que acabó con su vida, en medio de un ataque entre bandas criminales que intentaban apoderarse de un territorio para el microtráfico de drogas ilícitas en uno de los barrios vulnerables de la ciudad.
De hecho, tras la muerte de Jerez este fin de semana, se desató una ola de violencia que obligó al presidente argentino, Alberto Fernández, a anunciar este martes el envío de 1.400 uniformados a la zona.
Por su parte, la semana anterior uno de los supermercados que son propiedad de la familia de Antonela Roccuzzo, la esposa de Lionel Messi, fue atacado con 14 disparos por dos hombres que además dejaron en un mensaje mafioso una amenaza directa para el capitán de la selección argentina de fútbol: “Te estamos esperando”.
De acuerdo a la policía local, el ataque fue perpetrado por bandas criminales relacionadas con las barras bravas de los equipos de fútbol de la ciudad.
Pero lo cierto es que tanto las autoridades como los analistas saben que la crisis de seguridad en suelo rosarino no es nueva. Y lo que muestra la espiral de violencia tras la muerte de Jerez es que la situación se ha deteriorado a niveles críticos.
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De hecho, en los últimos 14 meses se han registrado cerca de 300 homicidios. Según reporta el diario La Nación, en lo que va del año se han cometido 63 homicidios en 64 días.
“El mayor problema de Rosario es que tiene una tasa de homicidios cuatro veces mayor que el promedio nacional y eso se debe en gran medida por una lucha entre bandas por el contro del tráfico de drogas en la ciudad, que no es algo nuevo, si no que ya viene de muchos años atrás”, explicó el periodista de La Nación, Germán de los Santos.
De los Santos, quien escribió el libro “Los Monos”, sobre una de las principales bandas que ha operado en la ciudad argentina, señala que las autoridades locales y nacionales tienen una gran parte de responsabilidad en el problema.
“Lo que ha ocurrido es que en los últimos años se ha presentado un detrimento en la estrategia de seguridad pública, tanto del orden local como nacional, que ha permitido el aumento de las balaceras y los homicidios”, señala el periodista.
Esto en un país donde el consumo de cocaína va en aumento: Argentina es hoy, según datos de las Naciones Unidas (ONU), el tercer país donde más cocaína se consume en América, después de Estados Unidos y Uruguay.
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“CIUDAD DE POBRES CORAZONES”
Rosario está ubicada sobre el río Paraná, unos 300 kilómetros al noroeste de la Ciudad de Buenos Aires. Es la tercera ciudad más poblada del país, con unos 1.300.000 habitantes que ocupan el conglomerado urbano conocido como Gran Rosario. Y es famosa, entre otras cosas, por ser la cuna de varios personajes emblemáticos del país como Messi, el cantautor Fito Páez y el líder revolucionario Ernesto “Che” Guevara.
Además, es considerada la ciudad donde nació la bandera nacional y funciona como un poderoso polo industrial del país. Sin embargo, en las últimas tres décadas y por cuenta de su posición estratégica sobre uno de los principales canales de transporte del país -es el principal puerto agroexportador de Argentina- en Rosario comenzaron a crecer las bandas dedicadas al tráfico de droga, lo que conlleva una violencia urbana que ha marcado a la ciudad.
“Hay más de 30 puertos en el área, lo que ha convertido a Rosario en una ciudad donde la droga puede circular ampliamente. Y eso ha impulsado la pugna por el control del tráfico para la venta interna”, dice De los Santos.
Una de las mayores fuentes de violencia es el microtráfico que ocurre en los barrios más vulnerables. Barrios como Los Pumitas, en el norte de Rosario, donde vivía Jerez y donde fue baleado.
De acuerdo al reporte de las autoridades, Jerez estaba en la calle y se dirigía a comprar algo en la tienda del barrio cuando quedó en medio de una balacera entre grupos de hombres armados.
Además de Jerez, quien murió por los impactos de bala, otros tres niños -incluido uno de 2 años- resultaron heridos.
Jerez era conocido en el barrio por su amor al fútbol, especialmente en su equipo “Los Pumas” y su sueño era ser campeón con su club “para ganar una bicicleta”.
“Era un pibe al que le gustaba jugar al fútbol, no más. Y me lo arrebataron”, le dijo Julio Jerez, el padre del niño asesinado, al canal de televisión TN Noticias.
De acuerdo a las autoridades, los atacantes balearon una residencia perteneciente a “Los Salteños”, una banda de narcotraficantes que opera en el barrio, y en medio del fuego cruzado quedaron atrapados los menores.
Poco a poco, varios habitantes de Los Pumitas se enteraron de la identidad de los presuntos atacantes, específicamente del acusado por la muerte del menor, y decidieron este lunes atacar su residencia, que era además considerada un bunker y lugar de expendio de drogas.
La casa en cuestión fue asediada por horas y los vecinos intentaron entrar a la fuerza y linchar al hombre. Finalmente el sospechoso fue detenido por la policía, en medio de un fuerte operativo para evitar que fuera agredido, y su vivienda fue saqueada e incendiada por los mismos vecinos.
“Esta no es la primera vez que esto ocurre en Rosario. Es una situación que se repite a menudo porque la gente, a la falta de presencia de las autoridades, se ha tenido que enfrentar ellos solos a los narcos”, señala De Los Santos.
“Y cuando van los medios y los policías, los narcos vuelven a buscar venganza. Por eso la tasa de homicidios tan alta que tiene la ciudad”, explica.
Inicialmente las autoridades anunciaron la captura de uno de los sospechosos del crimen, pero este miércoles informaron que habían arrestado a otras tres personas que habrían participado en el ataque que terminó con la muerte de Máximo Jerez.