Los efectos de una economía en desaceleración sacuden a los ciudadanos y estos se han visto forzados a tomar las calles de China, mientras que el gobierno se abstiene de tomar medidas más audaces para apuntalar el crecimiento.
Los casos de disidencia aumentaron un 18% en el segundo trimestre en comparación con el mismo período del año pasado, según las cifras documentadas por el China Dissent Monitor de Freedom House, un grupo de defensa estadounidense. La mayoría de los eventos están vinculados a cuestiones económicas, según un informe publicado el miércoles.
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De esos eventos, el 44% estaban relacionados con el trabajo y el 21% involucraban a propietarios de viviendas agraviados, señaló el informe. En general, define la disidencia como actos de expresión de quejas, afirmación de derechos o promoción de intereses en disputa con las autoridades o los poderosos. Las protestas físicas son reprimidas y disuadidas por la vigilancia y los controles de Internet reforzados por el presidente Xi Jinping.