Esofagitis

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esofagitis
esofagitis

Se denomina esofagitis a la inflamación de la mucosa que se encuentra en el esófago, es decir, de la capa interna que reviste el esófago y es una afección que puede deberse a diversas causas.

El esófago es la parte del aparato digestivo que se encarga de comunicar la boca con el estómago y se encuentra separado de dicho órgano por una válvula o esfínter esofágico inferior, también denominado cardias, y que tiene como función evitar que los alimentos y los jugos gástricos refluyan desde el estómago.

Causas de la esofagitis

En la mayoría de los casos, esta patología está causada por el reflujo de líquido del estómago (denominado reflujo gastroesofágico) hacia el esófago, que, al contener ácido, puede irritar el tejido.

Ya que la causa más frecuente de esta afección producida por el reflujo gastroesofágico, los factores que suponen un riesgo en el desarrollo de esta patología son:

  • Obesidad.
  • Fumar.
  • Tomar determinados medicamentos sin beber mucha agua.
  • Vómitos de repetición.
  • Cirugía o radiación del tórax, en tratamientos como el empleado para curar el cáncer pulmonar.
  • Hernia de hiato, una patología en la que el estómago empuja a través de la abertura en el diafragma, punto en el cuál el esófago se une al estómago.

Existen una serie de alimentos que pueden empeorar los síntomas de la afección, tales como el tomate, las frutas cítricas, la cafeína, el alcohol, los alimentos picantes, el ajo, la cebolla y el chocolate.

Aquellas personas que tienen sistemas inmunitarios débiles también pueden presentar infecciones que las lleven a padecer esofagitis. Estas infecciones pueden producirse por hongos u hongos levaduriformes (en un gran número de casos de cándida) o por virus, tales como el herpes o el citomegalovirus.

Síntomas de la esofagitis

El síntoma más frecuente de esta afección es el ardor o pirosis ya que, en la mayoría de los casos, la causa es el reflujo.

Esta manifestación se suele describir como una sensación de quemazón que sube desde el estómago hasta la garganta. También es posible que se produzca regurgitación, es decir, el paciente tiene la sensación de que el contenido gástrico vuelve a la boca.

Otros síntomas incluyen:

  • Dolor o molestias retroesternales (en la zona del pecho) o en la zona abdominal (con más incidencia en la boca del estómago).
  • Tos, náuseas, vómitos o eructos repetidos.
  • Pérdida de peso y apetito, sobre todo, en los casos de enfermedad crónica avanzada.
  • Dificultad a la hora de tragar (disfagia).
  • El reflujo también puede motivar la aparición de úlceras en el esófago, que pueden sangrar y provocar pérdidas de hierro que lleven a una anemia.

Prevención

Dentro de las medidas de prevención recomendadas para evitar padecer esta patología, la más importante es eliminar o disminuir el consumo de determinados productos en nuestra dieta e incluir otros que pueden resultar beneficiosos.

  • Es importante evitar las comidas abundantes y ricas en grasas, sobre todo, dos o tres horas antes de acostarse, ya que la grasa implica una digestión lenta y genera más reflujo.
  • Reducir el consumo de alimentos como el café o las bebidas alcohólicas, incluyendo las de baja graduación, como el vino, la cerveza o la sidra.
  • Llevar un horario de comidas y no dejar pasar muchas horas entre comida y comida.
  • No tumbarse justo después de comer para evitar que aumente el reflujo. Es recomendable andar para facilitar la digestión.
  • Tomar alimentos ricos en fibra para suavizar la mucosa, como la calabaza, el calabacín o la borraja.

 

Diagnóstico

Para llevar a cabo la detección de esta patología, se realizan las siguientes técnicas:

  • Gastroscopia: es la prueba que se realiza en la mayoría de los casos y permite ver el esófago directamente y las lesiones de la mucosa, así como detectar otros problemas que se pueden dar en esta zona, tales como la hernia de hiato o la úlcera gástrica.
  • pH-metría: sirve para cuantificar la cantidad de ácido que existe en el esófago mediante la colocación de una sonda en el mismo.
  • Biopsia: donde el especialista extrae un trozo de tejido del esófago para su análisis.
  • Manometría esofágica: mide las presiones dentro del esófago ya que, por ejemplo, en los casos de reflujo, la presión de cierre del esfínter esofágico inferior está disminuida. No es una prueba que se realice de forma habitual.

 

Tratamientos

El tratamiento a aplicar en el caso de padecer esta afección dependerá de la causa que lo haya provocado y, por tanto, del tipo.

Para el reflujo, en muchas ocasiones, se puede necesitar la ingesta de medicamentos que ayuden a reducir el ácido estomacal, mientras que las infecciones precisarán de antibióticos.

Para el tratamiento, en términos generales, de esta patología es necesario que se receten determinados medicamentos, para lo cual, en algunos casos, se requerirá que el paciente prescinda de algunos alimentos en su dieta.