El horrendo crimen se perpetró mediante golpes con palos seguidos de la degollación de la profesora en la puerta principal del seminario islámico
Una escalofriante condena sacude a Pakistán, tres alumnas de una escuela coránica han sido sentenciadas por el asesinato brutal de una profesora, acusada de blasfemia contra el profeta Mahoma. Este crimen, que ha generado repudio a nivel nacional e internacional, revela la grave situación en torno a la blasfemia en el país.
El tribunal dictaminó que Razia Hanfi, de 21 años en el momento del crimen, y Umra Aman, de 24, enfrentarán la pena de muerte, mientras que Ayesha Naumani, quien era menor de edad al cometer el crimen, fue condenada a cadena perpetua. Las jóvenes, todas alumnas de la madrasa Jamia Islamia Falahul Binaat en Dera Ismail Khan, justificaron su acción atroz basándose en el relato de una niña de 13 años que afirmaba haber visto a la profesora blasfemar contra el profeta Mahoma.
El horrendo crimen se perpetró mediante golpes con palos seguidos de la degollación de la profesora en la puerta principal del seminario islámico. Las alumnas fueron detenidas poco después del incidente en marzo de 2022 y ahora enfrentan duras penas, además de multas significativas.
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La ley de blasfemia en Pakistán, establecida durante la época colonial británica y endurecida en los años 80 por el dictador Mohamed Zia-ul-Haq, impone la pena de muerte por blasfemia. Sin embargo, nunca se ha llevado a cabo una ejecución por este delito. A menudo, críticos argumentan que la ley es abusada para saldar cuentas personales o para fines políticos.
Este caso resalta la urgente necesidad de revisar las leyes de blasfemia en Pakistán y abordar los abusos y la violencia que surgen de su aplicación. La comunidad internacional y los defensores de los derechos humanos han condenado enérgicamente este tipo de violencia, instando al gobierno paquistaní a tomar medidas para proteger a sus ciudadanos y garantizar un sistema legal justo y equitativo.
El impacto de este trágico incidente se extiende más allá de las fronteras de Pakistán, sirviendo como un recordatorio de la importancia de proteger la libertad de expresión y garantizar la seguridad de todos los individuos, independientemente de sus creencias religiosas o convicciones personales.
