Ícono francés reveló que quería ser enterrada junto a sus caballos
Con un pañuelo en la cabeza, unas bailarinas y una cesta de picnic, la fantasía de emular a Brigitte Bardot está más que completa. Toda Francia celebró, recordando la moda de los pantalones acampanados y la música de su época, tras el cumpleaños número 91 de su máximo ícono de belleza, moda y sensualidad, alejada ya de las pantallas de cine que tanta notoriedad y fama insuflaron a su nombre.
Su vida oscilaba entre la defensa de los derechos de los animales y los de Marine Le Pen, una amiga cercana a Bardot, a quien considera “la única mujer que tiene un par de cojones” (tal y como declaró en una entrevista con France 2 en 2014, justo cuando cumplía 80 años). “Estoy muy contenta de haber llegado a una edad tan canónica”, dijo la intérprete y modelo al medio Sudoest con motivo de la efeméride.
“Bardot era la presa, pero también la cazadora. Asumió que buscaba a los hombres”, ha resumido sobre su figura en declaraciones a EFE, Antoine de Baecque, historiador del cine que publicará en enero de 2025 el libro Bardot (ediciones Pérégrines).
SÍMBOLO SEXUAL A LO MONROE

Su irrupción en los años 50 y 60 fue una revolución para una Francia que arrastraba el letargo conservador de la Segunda Guerra Mundial y que comenzaba a despertar (y despuntar). Brigitte Bardot fue un símbolo sexual irrefrenable que, en numerosas ocasiones, fue tildada de ‘antisistema’ por diversas actitudes que se oponían a la cultura y sociedad de la época. Una de las grandes cuestiones de su figura es su sensualidad, que traspasaba la pantalla y que muchos vieron como una dicotomía. Su atractivo la llevó a protagonizar las portadas de las revistas de moda cuando todavía era adolescente.
Reconoció públicamente haber abortado en dos ocasiones. La primera fue a los 17 años por un embarazo no deseado con el director, y posterior marido, Roger Vadim. Su apertura a hablar de un tema tabú y la libertad con la que abordaba su realidad la convirtieron en una heroína de la intelectualidad de la época.
“Marguerite Duras y Simone de Beauvoir escribieron sobre ella. Beauvoir, en un artículo en la revista estadounidense Esquire de 1958, elogiaba a Bardot por considerar que representaba una libertad sexual que desafiaba al patriarcado”, expone Antoine de Baecque a EFE.
Tras haber rodado cerca de medio centenar de películas y haberse convertido en la musa del cine francés, Bardot abandonó los sets de rodaje en 1973. Con una vida alejada del foco, la francesa vive en Saint Tropez con sus animales y su ímpetu de celebrar la vida.
“¡No me importa la vejez! Ni siquiera la vi venir”, ha contado a Sudoest. “¡Estoy harta de este cumpleaños, prefiero tener 20!”, añadía irónica por la atención que recibió al cumplir sus 90 cumpleaños. El estatus de leyenda viva parece no importarle demasiado. “La verdad es que no pienso en ello. Para mí, cada día es igual… Me lo tomo con la misma tranquilidad que antes […] ¡Veo pasar el tiempo y pienso que va muy bien!”, comentó al medio francés.
El mayor cometido de Bardot fue desde entonces su defensa de los derechos de los animales. “El mayor regalo que he podido recibir, después de 50 años de suplicar a gobiernos y presidentes, es la abolición de la hipofagia. Cuando dejé el cine, fue lo primero que pedí. Que ya no se mataran ni se comieran caballos en Francia. ¡Pues no tengo nada! Habría sido un regalo maravilloso para mí”, ha comentado a Sudoest.
NO PENSABA EN LA MUERTE
¡Ay, ay! La vida hoy hace que la muerte parezca algo extraordinario”, reflexiono la legendaria estrella del cine francés Brigitte Bardot en una rara entrevista que ofreció a la cadena de televisión BFM TV. Desde su retiro de Saint-Tropez, donde vivió desde hace 58 años, la actriz habló de la soledad que atravesó en esta última etapa de su vida.
“No me queda nadie, se han ido todos”, afirmó. Para ella, fue un duro golpe aquella vez la muerte de Alain Delon de la que quedó muy afectada. “Nunca se supera la muerte de un amigo. Estaba muy, muy triste. Le extraño muchísimo. Fue lo más hermoso que me pasó en Francia. Fue una gran amistad y, sobre todo, estábamos en la misma onda, de forma amistosa”, puntualizó para los que todavía creen que las dos estrellas mantuvieron un romance.
Otro fallecimiento que la marcó fue el de su perro ET, que incluso la llevó a dejar de conducir su 4L. “Él era mi compañero” y “como siempre conducía con él a mi lado, dejé de conducir porque estaba completamente sola en el coche”, confesó.
“No pienso mucho en la muerte, pero es cierto que me ha acompañado toda la vida”, reflexionó a la vez que aseguró que no teme su llegada. La actriz, que dejó de aparecer en películas en 1973, se considera “muy afortunada” y parecía estar lejos de tirar la toalla a sus 91 años.
Seguía trabajando intensamente a diario en su fundación en defensa de los animales y a favor de la abolición de la caza. “Nunca podré ser feliz. ¿Cómo esperan que sea feliz con estos animales que son asesinados, masacrados, masacrados, degollados, utilizados como conejillos de indias?”, reflexionó.
“¡Tengo mucha suerte porque tengo un temperamento fogoso! Es difícil derribarme”, aseguró. A un año vista para que el filme que la lanzó al estrellato, “Y Dios creó a la mujer” de Roger Vadim, celebrara su 70 aniversario, aseguró que nunca pensó “que gracias a esta película alcanzaría esta popularidad.” Y añadió con sorna: “¡Francia no ha tenido nada grande desde mí!”.
ESTA FUE SU ÚLTIMA ENTREVISTA
Desde 1992, Brigitte Bardot vivió con su cuarto marido, Bernard D’Ormale, en Saint-Tropez, de donde casi nunca salió. En los últimos años, sus apariciones públicas y declaraciones tienen casi siempre que ver con su fundación en defensa de los animales y, en ocasiones, con su defensa de Marine LePen, a quien considera «la Juana de Arco del siglo XXI». Así fue su última entrevista.
XLSemanal. ¿Cuáles han sido los acontecimientos que más la han marcado en su vida?
Brigitte Bardot. Mis matrimonios con Gunter Sachs y con Bernard d’Ormale, y mi boda con una pequeña foca blanca sobre el hielo del ártico.
Usted es el símbolo de una cierta emancipación femenina. ¿Cómo la definiría?
B.B. ¿Definir el qué? Yo no he tenido nada que ver con la emancipación de las mujeres. He vivido como he querido y sigo haciéndolo, pero soy a la vez libre y dependiente del hombre que amo.
¿Cómo se enfrenta al paso del tiempo?
B.B. Respeto la ley natural de la vida, sin contradecirla. El tiempo me ha enseñado mucho. Intento transmitirlo, me siento serena.
Su determinación molestó a menudo a los bienpensantes. ¿Cómo ha sido su evolución?
B.B. Sigo sorprendiendo a los pobres de espíritu, a los mediocres y a los sectarios. Toda mi vida seguiré diciendo lo que pienso, le disguste a quien le disguste.
¿Amó usted como lo deseaba?
B.B. Sí. He amado mucho, de forma apasionada, enloquecida, y nada en absoluto. Pero he amado y continúo amando. Está en mi naturaleza.
Si tuviera que elegir a un solo hombre en su vida, ¿quién sería?
B.B. ¡El próximo!
Cuando muera, ¿sigue queriendo que la entierren en La Madrague, su propiedad de Saint-Tropez?
B.B. Sí, he obtenido la autorización para pasar la eternidad al lado de mis animales aquí. ¿Podré hallar la paz que nunca encontré en vida?
¿Qué le gustaría que quedara de usted para siempre?
B.B. El amor que tengo por los animales y el respeto que les debemos.




